Notas de fin de año (I): equipos directivos

Ha pasado más de un mes desde mi última entrada. Desde la ponencia de Daniel Cassany que blog-tuitee el pasado 15 de noviembre no he tenido la tranquilidad para poder escribir en De estranjis. Es curioso: lo normal sería escribir más cuando más haces porque tienes cosas que contar pero este blog siempre lo he escrito desde el sosiego y las etapas de mucho viaje y mucho trabajo me han apartado (temporalmente) de él. Podríamos pensar que he estado en barbecho y por eso retomo ahora algunas de esas ideas en estas «Notas de fin de año».

Como estas notas llevarán orden cronológico (es decir, escribiré mis ideas en la secuencia que llegaron a mí de la mano de ciertas prácticas o experiencias), empezaremos hablando de equipos directivos.


La semana del 19 al 22 mi compañero Miguel Ángel Ariza y yo nos pusimos la capa de iCOBAE y nos fuimos a trabajar con equipos directivos. No es la primera vez que lo hacemos y nos gusta hacerlo. Creemos en la importancia del liderazgo de los equipos directivos y conocemos decenas de ejemplos de centros que funcionan bien o mal dependiendo de cómo se ejerce ese liderazgo desde la dirección. [Ok, también conocemos centros que funcionan bien o mal a pesar de su dirección, pero lo primero es infrecuente y lo segundo es de por si un problema de liderazgo así que volveríamos al primer enunciado].

En esta ocasión nos invitaron en las provincias de Sevilla y Málaga para trabajar con los equipos directivos noveles, unas 300 personas en el primer caso y unas 90 en el segundo. Estos equipos directivos son, normalmente, personas con una gran experiencia en el sistema educativo y, con frecuencia, en la propia labor de dirección. Para ellos, sin embargo, se diseña una formación muy tradicional, organizada en torno a ponencias impartidas, fundamentalmente, por la inspección educativa o por otros equipos directivos de manera transmisiva junto a algunas actividades dentro o fuera de entornos virtuales.

Este año ofrecimos a los CEP de Sevilla y Málaga una propuesta diferente en sus objetivos y en su formato. Preocupados por la idea de «coherencia en los espacios formativos», ofrecimos a los equipos directivos una sesión express de design thinking, como ya hemos descrito en EducaconTIC: el objetivo era diseñar prototipos que pudieran ser puestos en funcionamiento para la resolución de problemas reales en los centros o para potenciar aspectos positivos que sí estén funcionando.

A pesar de todos los condicionantes (espacio, número de participantes, experiencia previa del grupo en este tipo de sesiones, expectativas, horario, etc.), los tres agentes implicados en esta experiencia (equipos directivos, CEP e iCOBAE) acabamos con una valoración positiva de estas sesiones de design thinking. Los participantes mostraron su satisfacción no sólo en la valoración final del encuentro sino en la implicación con el trabajo realizado y en la calidad de sus aportaciones.

Por nuestra parte estamos cada día más convencidos de la necesidad de renovar (¿refrescar?) los formatos de las sesiones de formación permanente del profesorado. Experiencias como La Semana de los Proyectos (que ya ha comenzado en Lebrija y pronto hará lo mismo en Marbella o Almería) o este Design Thinking para equipos directivos pretender ofrecer una formación de calidad, con un sustento teórico sólido pero en un formato novedoso y atractivo para el profesorado.

Por otro lado, la asistencia y la participación de estos equipos directivos nos deja esperanzados en estos tiempos de crisis. Vimos ganas de pensar juntos, de compartir experiencias, de encontrar unidos el camino hacia una escuela mejor. Pronto veremos como una nueva ley da mayor poder a los equipos directivos; sintetizaré mi preocupación con una cita poco académica: como le dijo el Tío Ben a Perter Parker/Spiderman, «un gran poder conlleva una gran responsabilidad» y necesitamos unos equipos directivos preparados para asumir este gran poder y esta gran responsabilidad.

Nosotros confiamos que los equipos directivos darán la talla no sólo siendo creativos e imaginativos sino manteniendo en los centros la democracia y la convivencia sin los cuales ningún proyecto educativo se puede sostener en pie. La educación es una tarea colectiva y los equipos directivos tienen que asumir el reto de construir una mejor escuela, democrática e inclusiva. Confiemos que sea así.

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