Decepción

Si alguien leyó la anotación de ayer en este blog, pudo saber que estos días se están celebrando en Jerez las II Jornadas Internacionales sobre Educación e Interculturalidad. Realmente las compañeras y compañeros del CEP de Jerez han hecho un esfuerzo imponente para organizar unas jornadas complicadas, con más de 500 asistentes de toda Andalucía y con diversas sedes para las mesas redondas. A su vez los responsables del programa creo que también han hecho sus deberes invitando a ponentes de gran altura como Jurjo Torres y Javier de Lucas, Rosa Cobo y Gema Martín o Juan José Tamayo y Henri Peña-Ruiz. El entorno era magnífico, el Centro Temático La Atalaya, y de la ciudad no hay que decir nada (aunque ha llovido más que el día del Diluvio Universal y ha hecho unos destrozos tremendos en la cosecha de uva…).

Pues bien, a pesar de todo, volví a casa decepcionado. Las mismas preguntas (¿materiales?¿más profesorado?¿otro profesor de ATAL – aula temporal de adaptación lingüística?), las mismas quejas (la administración, los compañeros, los niños, los padres de los niños), las mismas actitudes.

¿No ha cambiado nada en los últimos diez años? Sí, tenemos más recursos – humanos, materiales y de todo tipo – pero nada parece haber cambiado. Cada vez es más evidente la apuesta por la enseñanza de idiomas extranjeros en nuestro país y, sin embargo, la enseñanza de la lengua de la escuela, la que permite la integración, la que permite la formación, la que permite el desarrollo del individuo en sociedad, esa no acaba de despegar; no digamos dentro de unos años que no quieren aprender – simplemente no queremos enseñarles. Durante un tiempo pensé que la enseñanza del español a los estudiantes de origen extranjero que llegan a nuestras escuelas iba a revolucionar nuestra forma de enseñar lenguas incorporando distintas estrategias de enseñanza, nuevas formas de evaluar, de agrupar a los estudiantes. Creo que esto no ha ocurrido y no está ocurriendo.

Quizás, podamos añadir «todavía». No hay que perder la esperanza, hay que seguir en la brecha, un día más, un mes más, un curso más.

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Aquí os dejo mi aportación a la mesa redonda sobre «Lengua y Literatura», que compartí con mi compadre Diego Ojeda y Carmen Cañabate, del CEP de Almería.

Se agradecen los comentarios.

Saludos

4 Comments

  • Hola Fernando,

    Vaya! Después de leer esto no sé qué pensar. Yo no trabajo en la formación reglada y las referencias que tengo sobre lo que pueda ocurrir son de algún congreso sobre interculturalidad en la enseñanza, lo que me llega de algunos pequeños alumnos que tengo y algunos amigos profesores que sí trabajan en la misma.

    A mí me parece que todo esto de la diversidad cultural en las aulas nos pilla bastante de nuevas -aunque no tanto-. Además, vivimos en un país donde hay muchos problemas a nivel de políticas lingüísticas con pocos visos de solución. Por ejemplo: yo vivo en una comunidad en la que existen dos lenguas oficiales lo que provoca una mayor dificultad para estos niños. Éstos no sólo tienen que aprender español, sino que además tienen que aprender la lengua oficial de la comunidad con los problemas que eso conlleva. De cualquier modo, no voy a enredarme con todos los problemas afectivos que pueden acarrear para un niño tener que amoldarse a una nueva situación, un nuevo entorno, etc; además de tener que apreder una nueva lengua y un nuevo código cultural porque creo que se habrán tratado. Quizá el profesorado no está preparado para enfrentarse a esta realidad. Me viene a la memoria una encuesta realizada entre docentes y que venía a reflejar esta carencia de habilidades a nivel afectivo para gestionar los nuevos problemas que les surgen en las aulas. Tengo la sensación de que la escuela, en general, ha cambiado mucho. Las cosas ya no son como antes. A mí, desde luego, me impactaron bastante las prácticas del CAP. No podía creer que en 6 años las cosas hubieran cambiado tanto. En fin, supongo que los primeros que debemos hacer el esfuerzo por cambiar nuestra visión de la enseñanza somos los profesores pero para eso, primero debemos saber qué es para nosotros esto de enseñar y aprender. Quizá, estamos lastrados por una práctica docente que ya no se ajusta a la realidad de nuestras aulas y los cambios tan rápidos que se producen en nuestra sociedad hoy en día. La pregunta es si estamos dispuestos a subirnos al carro y cambiar lo que sea necesario. En cuanto a la cantidad de recursos, muchas veces no es cuestión de cantidad, sino de gestión.

    Esto es lo que se me ha ocurrido al hilo de lo que comentas. No sé que pasó en las jornadas pero he querido dejar mis impresiones desde fuera de la escuela, si es que sirven de algo.

    PD: La esperanza es lo último que se pierde y siempre, siempre hay que seguir en la brecha.

    Un saludo cordial y ánimos.

  • Querida Isabel, gracias por tu comentario. Siento el tono tan pesimista de mi anotación, pero no llegué con muy buen ánimo anoche a casa.

    Verás, en Andalucía existen desde el año 1997 aulas específicas para atender a estudiantes de origen extranjero, es decir, que hay – al menos – diez años de experiencia formal. Sin embargo ayer tuve la sensación de haber vuelto al pasado y estar de nuevo a finales de los noventa, con las mismas preguntas y la misma sensación de «Oh, Dios mío, un extranjero en clase, ¿qué hago?».

    Evidentemente la situación ha cambiado: hoy tenemos más normativa, la administración mantiene planes, más o menos exitosos, hay más formación e información, etc. Sin embargo, a veces, algunos días, como ayer, me da la impresión de que no es suficiente, que aún no hemos llegado a un número suficiente de compañeras y compañeros, que tenemos que insistir más y mejor.

    Como tú dices, la esperanza es lo último que se pierde y hay que seguir en la brecha.

    Saludos, gracias por tu ánimo. Recibe un fuerte abrazo.

    F.T.

  • Lo que cuentas no se puede desligar de la realidad docente general, yo lo flipé cuando fui a mi antiguo cole a hacer un taller con los chavales y vi a mis viejos profesores (muchos ya eran pésimos entonces) quejarse y decir que preferían la escuela de «antes», y es que lo que yo veo como un reto que enriquece exige un cambio de mentalidad que muchos no quieren dar. también lo flipe hace un tiempo en almería, cuando, en un curso de formación de imaprtí un profe nos dijo que «los extranjeros sólo están aquí para «porculizar». Yo también estoy un poco pesimista (y liadísima con una memoria de master para la que tu presentación me viene de perillas).
    muchos saludos

  • Mi querida amiga, gracias por tu comentario.

    Tus palabras me hacen pensar que, de igual forma que proponemos a muchos docentes que acepten el reto de la inmigración, nosotros debemos aceptar el reto de concienciar al profesorado, de ayudarle a ver la importancia de una educación de calidad para todos, de demostrar que ciertos procedimientos didácticos son mejores que otros y que la respuesta frente a la dificultad no es el rechazo sino mejorar como profesionales.

    Si no queremos que ellos se vengan abajo en sus aulas, nosotros tampoco podemos venirnos abajo con su abatimiento.

    Gracias a ti y a todos los amigos y amigas que me habéis escrito hoy. Habéis conseguido que vea la botella medio llena. Sois el mejor antídoto contra la decepción.

    Saludos

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