¿Cómo será la educación dentro de diez años?

Hoy cerramos el año 2020. Nadie imaginó en la navidad de 2019 que este año transcurriría como lo ha hecho, marcado por la pandemia, las ausencias, las pérdidas y la distancia. Como especie natural somos realmente sorprendentes pues, al mismo tiempo, somos capaces de imaginar los futuros más dispares (véase nuestra literatura o nuestra cinematografía) y profundamente incapaces de predecir con ciertas garantías cómo será la vida ni siquiera un par de meses más adelante. Aún así, lo que nos distingue como seres humanos es nuestra preocupación por el futuro y nuestros intentos, más o menos acertados, de construir el mejor futuro posible para todos.

En este sentido, a continuación os dejo un texto que preparé para el número cuarenta de la revista Educación 3.0. Las amigas y amigos de Educación 3.0 cumplen diez años con este ilusionante proyecto periodístico y querían preparar un monográfico que revisara, por un lado, qué ha pasado en estos diez años en Educación y tecnología educativa y que lanzara, por otro lado, la mirada hacia el futuro de estos dos ámbitos interrelacionados.

Para ello han invitado a personas que admiro profundamente como Rosa Liarte, Manuel Area, Jorge Calvo, Raúl Santiago, Neus Sanmartí, Melina Furman, Carmen Caparrós, Begoña Ibarrola, Carles Sierra o Coral Elizondo, quienes han escrito, desde sus respectivas áreas de conocimiento, reflexiones profundamente interesantes sobre el pasado, el presente y el futuro de la educación. En este sentido, no sólo os recomiendo que visitéis el monográfico sino que también os animo a suscribiros a la revista para hacer posible que Educación 3.0 prosiga con su labor de divulgación educativa y tecnológica.

Por mi parte las compañeras y compañeros de Educación 3.0 me pidieron que preparara un texto puramente prospectivo, que finalmente titulamos ¿Cómo será la educación dentro de 10 años? Me gustaría, por tanto, cerrar el año con esa mirada hacia el futuro y ofreceros también esa reflexión para vuestra lectura y vuestros comentarios.

Por supuesto, agradezco a todo el equipo de Educación 3.0 no sólo que me hayan permitido escribir en este monográfico celebratorio sino, sobre todo, la confianza y la amistad que me han regalado estos últimos diez años, confiando que seguiremos disfrutando de nuestra amistad y de muchas aventuras compartidas a lo largo de los próximos diez años y más.

Finalmente, antes de dar paso al artículo, aprovecho estas líneas para desearos un feliz 2021. Recuperad, por favor, todo lo bueno de 2020, olvidad lo malo, conservad el recuerdo de las personas que os quieren y os cuidan y cuidad vosotros también a quienes os rodean. Hagamos del 2021 un año de los cuidados para aspirar al bienestar y a la salud nuestra y de la comunidad.

Sin más, os dejo con el texto ¿Cómo será la educación dentro de diez años?, publicado en el número 40 de la revista Educación 3.0.


«Perdone, ¿adónde va este tren?» «A Utopedia, aunque aún no están tendidas las vías».

Antonio Rodríguez de las Heras. 2015. Metáforas de la sociedad digital. SM

Intentar adivinar el futuro es la mejor manera de empezar a equivocarte. Normalmente un individuo tiene una visión parcial de la realidad, vinculada con sus propios marcos mentales y culturales, con sus propias prácticas sociales y, por supuesto, con sus propias limitaciones. Querer someter las múltiples variables que configuran el porvenir para generar una imagen mínimamente certera es aspirar a cometer errores.

Sin embargo, sí podemos analizar tendencias que nos hablan de futuros posibles. Es más, la reflexión sobre nuestro pasado y nuestro presente nos permite visualizar variantes alternativas, algunas más deseables que otras, para un tiempo que aún está por escribir. Así pues, activemos la máquina del tiempo y pongámonos en marcha: ¡Regreso al futuro!

Empecemos arriesgando poco: “educación” en el futuro no será una palabra que afecte a un período de años determinado. La educación se extenderá a lo largo de toda la vida, lo cual implicará la voluntad de los individuos y las familias (cuya inversión en educación cada vez es mayor y, por tanto, también su nivel de exigencia), la actuación del Estado y una conciencia clara en el mundo del trabajo acerca de la necesidad de formación permanente.

Para satisfacer la demanda de educación a lo largo de la vida, en los próximos diez años seguirán creciendo las opciones de educación formal y no formal provenientes del sector privado y el tercer sector, con frecuencia a costa de la educación pública. Este crecimiento, además, ocurrirá tanto dentro de la escolarización obligatoria como en la etapa 0-3, la universidad o la formación profesional.

Estas dos primeras predicciones conllevan una segunda visión: el aumento de la desigualdad. La diferenciación en la oferta educativa, sin mecanismos de control que garanticen la equidad, conlleva una mayor tasa de desigualdad, como sabemos bien por otros países y también por algunas comunidades en nuestro propio país. En este sentido, será necesario dentro de diez años continuar con la defensa de la educación pública pues esta es la mejor garantía no solo para la equidad del sistema sino también para mantener un alto nivel de calidad para todo el alumnado.

Relacionada con estas tres predicciones aparece la imagen de un icono de futuro: la innovación educativa. Innovación es una palabra que contrapone pasado y futuro y ligada a ella se abre el abanico de opciones a la hora de entender qué significa innovación educativa y cómo desarrollarla: así, en los próximos diez años crecerá la innovación metodológica, siguiendo las líneas del ABP, el aprendizaje-servicio, el aprendizaje cooperativo, el DUA y otras; la innovación en temáticas, especialmente en comunicación, cuestiones medioambientales, STEM y valores ciudadanos y éticos; y la innovación en herramientas, con la tecnología como gran aliada. Muchos de estos elementos se utilizarán – como ya ocurre – como ganchos comerciales en una estructura público-privada cada vez más marcada y mercantilizada pero también muchas de estas “innovaciones” se usarán de manera genuina para ofrecer una experiencia de aprendizaje valiosa y memorable.

Al mismo tiempo, otras dos tendencias se cruzarán en educación: un movimiento de concentración e integración curricular en educación obligatoria (son muchas las voces, algunas de gran relevancia política, que critican el volumen excesivo del actual currículo) y un movimiento centrífugo de multiplicación y diversificación de los contenidos y las oportunidades educativas fuera de la educación formal. Es decir, parece intuirse un horizonte de contracción y otro de expansión, que interactúa también con las dos tendencias (público/privado e innovación) anteriores.

Para ello, además, la tecnología es un aliado fundamental. Nadie parece dudar que nos encaminamos hacia una “educación de plataformas”, en un doble sentido. Por un lado, no será posible concebir la educación, presencial o a distancia, sin el apoyo de una plataforma de gestión del aprendizaje (aquí la pandemia puede haber sido la gran catalizadora); por otro lado, el movimiento de expansión antes mencionado generará la existencia de múltiples espacios a los cuales acudirán individuos, grupos y colectivos para su educación permanente a lo largo de la vida.

¿Es esto una utopía o una distopía? Probablemente la realidad dentro de diez años, como la nuestra hoy, tengo algo de lo uno y de lo otro así que será nuestra obligación mantenernos alertas para conseguir que la educación siga siendo un espacio de crecimiento, sana socialización y felicidad, como lo es hoy.

Porque hoy la educación es eso, ¿verdad?
¿Verdad?


1 Comment

  • Un artículo maravilloso, yo personalmente espero que la educación tenga un cambio drástico para que nuestros hijos tengan una educación de mayor calidad. En todos los colegios se debería impartir idiomas, informática, primeros auxilios, autodefensa…Creo que deberían enseñarles a ser más personas y menos robots.

Deja un comentario