Sobre los blogs, desde la serendipia

La serendipia es un encuentro feliz. Tan curiosa palabra se usa en el ámbito científico, en el social o en el empresarial para referirse a aquellas situaciones en las cuales un hallazgo fortuito nos sorprende positivamente. Y a mí, qué cosas, me ocurre con frecuencia.

Esta semana, por ejemplo, el tema ha sido el blog.

Para empezar, he estado entretenido migrando De estranjis y todas mis espacios a un nuevo alojamiento dentro de Conecta13. Esto me ha obligado a cuidar que en la migración no se perdiera nada (espero que así haya sido), a rehacer etiquetas y categorías y así, poquito a poco, a revisar qué escribo en De estranjis y qué escribo en mis otros espacios (Conecta13, EducaconTIC y algunos otros más que en la Red perviven).

Por otro lado, cuando acabé de leer y de escribir mi entrada sobre Pedagogías Invisibles el pasado día 27, salí – aunque ya era de noche y llovía a cantaros – a comprar un libro: sentí la necesidad de ir a una librería y ver qué encontraba. Tras un buen rato en mi librería favorita saltó a mis manos el libro El cuaderno, de José Saramago, que es una recopilación de entradas escritas por el maestro de Azinhaga entre septiembre de 2008 y marzo de 2009. Me he leído el libro en un par de sentadas, devorando las palabras de Saramago, su reflexión comprometida, su peculiar pesimismo que a mí me parece esperanzador aunque él insistiera en decirnos lo contrario. El libro es como tiene que ser un blog: variado, vivo, escrito en distintos momentos y con distintos tonos y humores, pero en todos los textos, en todas las entradas está el Saramago lúcido que tanto me gusta.

Finalmente, dos detalles sobre blogs hoy mismo: por un lado, el amigo Juan Valiño me ha pedido ayuda hoy en Twitter: «Un blog con blogger o wordpress?» Le he dado mi opinión (comencé en Blogger y me he pasado lentamente a WordPress) y después me he quedado pensando en abril de 2006, cuando Diego y yo abrimos De estranjis. Y justo ahora, mientras escribo esta entrada, mi amiga Trinidad Martínez me ha pedido un comentario para su blog y al entrar en él encuentro una estupenda presentación en la cual leo: «Hasta ahora reflexionaba en la acción. Ahora tengo un lugar para hacerlo».

Ciertamente, nuestros blogs son nuestros espacios. En ellos mostramos nuestras alegrías (como mi amigo Miguel Rosa, que acaba de publicar en su blog que ha sido nombrado – muy merecidamente – «Macareno del Año 2013«) y nuestras penas, nuestras reflexiones (como mi amigas Mayti Zea y Mariángeles Romero, que justo en este momento han escrito para hablar de cómo su «Centro San Pedro de Alcántara» y su «Centro Mijas» están trabajando para ser «Centros Finlandia») y nuestras desesperanzas. En ellos podemos decir lo que no nos atrevemos en otros lugares o podemos contar con calma aquello que necesitamos explicar con detenimiento. Nuestros blogs son, en lo vertiginoso de nuestras vidas, el sosiego, son el silencio, son la palabra en un mundo de imágenes y gestos.

Quisiera acabar con dos citas prestadas de los dos libros que he leído este fin de semana.

Primero, Francesco Tonucci en Peligro, niños (Graó):

«Eso [que no te guste escribir] también es aplicable a los profesores. Escriben poco, y con desgana. El problema es serio: ¿puede un adulto que no escribe enseñar a escribir a los niños?»

Estoy parcialmente de acuerdo con Tonucci: un adulto que no escribe no puede enseñar a escribir. Eso sí, gracias a los blogs hay cada vez más maestros y maestras que sí escriben y que disfrutan haciéndolo.

Y la última cita, del libro de Saramago que he comentado:

 «Soy un escritor libre que se expresa tan libremente como la organización del mundo que tenemos permite.»

Eso son nuestros blogs. Para quienes no tenemos la posibilidad de escribir en la prensa, para quienes otros canales están vetados, para quienes queremos contribuir al debate con la humildad de saber que no somos nadie pero que sí tenemos una opinión, una voz, una palabra apenas, nuestros blogs son el altavoz que nos permite abrirnos al mundo. Hoy la libertad comienza por levantar nuestra voz para posicionarnos, para establecer nuestro lugar en el mundo.

Con frecuencia he pensado que si quieres saber quién soy, no me preguntes a mí: lee mi blog y búscame entre sus líneas.

Salud

P.S. Esta entrada está dedicada a Lola, que acabo de saber que confundió un resfriado con una neumonía. Leer el blog de Lola me permite conocerla y conocerme, y, de paso, conocer un poco mejor a este bicho raro que es el ser humano. ¡Cuídate, Lola!

Imagen: alamodestuff

7 Comments

  • Lola Urbano dice:

    Ohhhhhhhhhhhh… ¡¡qué bien!!
    Muchas gracias, ya estoy mejor ;P

    Enseñamos a escribir sin escribir, idiomas casi sin hablar, ciencia sin experimentar, naturaleza sin movernos de la silla. No es Finlandia.

    Gracias mil.

    • ftsaez dice:

      Me alegro tanto que ya estés mejor como siento no haberme enterado antes. Cuídate, we love you (por lo de «idiomas casi sin hablar»).

      Un abrazo

  • Me ha encantado sobre todo lo que dices: si los maestros no escribimos,¿cómo vamos a enseñara escribir a los niños?
    Hoy he estrenado mi blog personal gracias a las «exigencias» del curso #PLE_INTEF.
    De jovencita escribí muchas páginas en mis diarios, y ahora…puedo volver a escribir!!!

  • Juan Valiño dice:

    La verdad es que es fácil adentrarse en este mundo de las TIC y la educación. Es fácil porque existe una familia increíble con papás como Fernando y mamás como Lola que te hacen mucho más llevadero todo.

    Llevo un tiempo observando a todos estos papás y mamás a través de Twitter y asombrándome con la cantidad de gente sana, buena y competente que hay entre el profesorado. Todos vosotros y vosotras a las que sigo me mereceis un homenaje, un reconocimiento a vuestra labor injustamente tapada entre indicadores PISA y otras hierbas demasiado alejadas de las aulas.

    Me estoy animando a publicar un blog, llevo un tiempo de vampiro y es hora de compartir algo, también me gustaría tener un blog de aula con el alumnado y empezar a utilizar todas esas herramientas que he conocido con vosotros y vosotras. Soy consciente de la dificultad, de la constancia necesaria, pero entiendo que va a repercutir de manera positiva en mi labor docente y solo por eso es necesario.

    Muchas gracias a la familia TIC de Twitter, a sus blogs, sus webs, sus trabajos, sus libros como el de Fernando o el de María Acaso nombrado más arriba.

    Espero devolver algo de lo aprendido en silencio, que tome su voz y salga a la luz para compartirlo con todas y todos.

    Un abrazo.

  • Mayti dice:

    Yo creo en las serendipias pero creo más en tu capacidad de enlazar y conectar ideas, personas, sentimientos,… ¿enseñamos en la escuela esta competencia? 😉 Gracias por la mención, me ha dado un subidón de autoestima. Un abrazo virtual cambiable por uno real muy prontito.

  • ¿»Saber» escribir?… Discentia, 6 años, 364 entradas, y aún no sé si sé.
    ¿»Saber» dibujar?… Cientos, quizás miles de dibujos, y aún no sé si sé.

    Lo que sí sé es que, enseñar a «hacer» sólo sé enseñarlo «haciendo», nunca dando instrucciones escritas, o sentado en un sillón.
    Y no siempre lo consigo.

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