Conclusiones de #adide14: la Declaración de Santander y los compromisos para el futuro

Finaliza ya el XIII Congreso Estatal de Inspectores de Educación. Han sido tres días de trabajo y, en mi opinión, de gran intensidad y densidad. Los debates se han sucedido en ponencias, mesas y encuentros formales e informales. Ha habido mucha discusión enriquecedora en este congreso y creo que eso es motivo de ilusión y esperanza: la inspección está viva, preocupada por su trabajo, por contribuir en la mejora y en ayudar a los centros educativos, su profesorado, los estudiantes y sus familias.

Para cerrar el congreso, Carlos Utrera, responsable de formación en  ADIDE, hace un relato del congreso desde su inauguración. Comienza con el discurso de José Antonio Marina, que animó a la inspección a liberarse de sus complejos, a denunciar la contradicción entre el deseo de mejora y la reducción de presupuestos en educación. Para ello, Marina reclamó independencia para la inspección para que pudiera ayudar a una gestión por el cambio.

Rafael Bisquerra, posteriormente, les interrogó acerca del tipo de persona que queremos educar. Y planteó a la inspección la pregunta acerca de qué se hace en los centros sobre la educación emocional y anima a la inspección para que lleve esta pregunta a los centros.

En tercer lugar, Nélida Zaitegi habló de compromiso y de la necesidad de actuar. Y les habló de la «bola negra», una hermosa metáfora que usó Nélida para hablar de cómo el paso del tiempo afecta a todo, pero tenemos que sacar el brillo a los conceptos y las prácticas que merecen la pena.

En las mesas de expertas y en las comunicaciones (véanse las entradas «el perfil del inspector«, «caminando hacia el éxito educativo«, «dictamen sobre los factores clave para la mejora de los resultados educativos» o «aportaciones para la mejora en el aula«), se ha hablado de cultura de evaluación, injerencia política, el delirio de los protocolos, la necesidad de independencia y muchas otras cuestiones relevantes. La inspección ha mostrado una cara científica, interesada por conocer y experimentar.

Destaca Carlos Utrera de la mesa de jefe de servicios, precisamente, una pregunta: ¿hacemos autocrítica?

Posteriormente, Carlos relata mi propia ponencia (¡nunca me había ocurrido que me glosaran estando yo delante!), pero me vais a permitir que obvie sus comentarios, cariñosos y apreciativos respecto a mi trabajo, cosa que le agradezco.

Finalmente, Carlos valora la ponencia del Sr. Rector de la Universidad de La Laguna, D. Eduardo Domenech, que ha descrito la Inspección de Servicios de su universidad, sin duda una línea de trabajo interesante dentro de la universidad.

En resumen, un congreso potente en cuanto a sus contenidos y debates y, según el sentir general, satisfactorio.

Precisamente así comienzan las palabras finales de Lorenzo Capellán, presidente de ADIDE Federación, que hace referencia al éxito del congreso.

Sin embargo, para cerrar el congreso, ADIDE afirma que «es tiempo de compromisos públicos», en palabras literales de su presidente. Por ello en este último momento del congreso se presenta la Declaración de Santander, diez compromisos para el futuro de la inspección.

Estos diez compromisos son, al mismo tiempo, una declaración de intenciones y también un compromiso público para la rendición de cuentas en el futuro.

Por ello, ADIDE, que representa en torno al 60% de la inspección educativa del estado, quiere contribuir a la profesionalización de la inspección como servicio público, garante de derechos y de deberes, y con estructuras organizativas que garanticen la autonomía y la independencia de la inspección.

Así mismo, ADIDE denuncia que el papel de la inspección aparece desdibujado en leyes educativas recientes y que es necesario que este se redefina desde la perspectiva que antes comentaban: la inspección como garante del derecho a la educación.

En este sentido, se denuncia también que debido a o con la excusa de la crisis económica se ha producido un ataque, precisamente, a ese derecho a la educación: reducción de presupuestos, de plantillas, de servicios, de comedores, etc. En este sentido, no es suficiente pedirle a los centros que busquen soluciones sino que es necesario hacer ver a quien es responsable de la política (y la política educativa) que se está equivocando y que sus decisiones atentan gravemente contra el derecho a la educación. Es más, la labor de los poderes públicos es remover los obstáculos, no crear obstáculos nuevos.

Así pues, el primer compromiso hace referencia a la definición clara del sentido de la educación y, dentro de ella, el sentido (y el papel) de la inspección – incluido el papel de la inspección en relación con la evaluación del sistema. La inspección educativa quiere ser evaluadora y asesora: quieren ser actores que incidan en la mejora de los centros y en los resultados de aprendizaje.

El segundo compromiso pretende mejorar y aumentar la proyección exterior de la inspección. En la inspección hay mucho conocimiento pero son conscientes de que no han sido capaces de hacer visible ese conocimiento. Para ello la conexión con la universidad, el mundo editorial y los medios así como la publicación de las investigaciones y reflexiones realizadas por la inspección son una prioridad para esa «visibilización» del conocimiento.

También se hace público el deseo de la inspección por su propia formación y demandan «ser formados» y tener la capacidad de generar procesos formativos de calado, en igualdad con otros docentes y agentes del sistema educativo.

El cuarto compromiso apunta a la creación de un código deontológico para la inspección educativa. En la misma línea, ADIDE apuesta por la transparencia en los procesos de selección de inspectores e inspectoras, así como por la estabilidad en los puestos de trabajo pues la inestabilidad – o el miedo a la inestabilidad – quiebra el principio de independencia. Para evitarlo es necesaria la convocatoria periódica de oposiciones que cumplan todas las garantías exigibles dada la relevancia del papel que se desempeña.

En esta línea de garantía de los derechos, es fundamental que la dotación de recursos (humanos y materiales) esté ajustada a las exigencias que se realizan. Desarrollar una labor importante sin los medios necesarios es una contradicción insostenible.

En resumen, se cierra el XIII Congreso Estatal de Inspectores de Educación con una voz reivindicativa: la inspección quiere ser mejor para prestar el mejor servicio y garantizar así, en la medida de sus posibilidades, que podemos aspirar a la mejor educación posible.

Personalmente, estoy feliz de haber visto esta cara de la inspección, de haber disfrutado aprendiendo con ellos y de haber escuchado sus voces, un coro polifónico, tan complejo y tan diverso como la propia escuela y compartiendo con ella el mismo deseo: una mejor sociedad a través de una mejor educación.

Nos veremos en ese camino.

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