Aprendizaje invisible en la universidad: lecciones de unas jornadas sobre emprendimiento universitario

Ver las fechas de mis entradas me hace tomar consciencia del poco tiempo que dedico a mi blog – ¿o debería decir «el poco tiempo libre que tengo para mi blog»? Realmente los tres últimos meses han sido entretenidos y han estado marcados por la organización de dos eventos bien diferentes, el EABE13, del cual ya hablé en su momento, y las más recientes II Jornadas sobre Ingeniería Informática, Empresa y Sociedad, de las cuales me gustaría hablaros ahora. En fin, entre uno y otro, y mis clases, algunas charlas y otras tareas se consumen los días y no paso por De estranjis. Pues bien, aquí estamos para parar un poquito y pensar. Os pido disculpas por la ausencia. Vamos a escribir.


Preámbulo

Uno de mis objetivos personales para este curso era trabajar la idea de emprendimiento en mi propia facultad y con mi alumnado. La tasa de desempleo en Ceuta, la ciudad donde trabajo, no debería permitir que nos relajásemos en la búsqueda de salidas y alternativas para nuestros jóvenes y el emprendimiento es una de ellas – y hay mucho por hacer para insertar cultura emprendedora en Educación, como también hay mucho por hacer para que en Educación no se confunda cultura emprendedora con competitividad en la escuela, con mercantilización o con la conquista del ámbito educativo por la empresa: de lo que hablamos es de abrir un camino laboral a nuestro alumnado diferente a las oposiciones o al trabajo por cuenta ajena en un centro educativo privado y de que aquellas personas que tengan una inciativa emprendedora encuentren en la universidad cauces para comenzar a desarrollarla.

Así pues, con esta disposición comencé el curso y diseñé un proyecto llamado MagisterEmprende, del cual espero poder hablaros pronto. Y cual fue mi sorpresa cuando comuniqué a mis compañeros y compañeras mi intención de trabajar en esta línea y me encontré con un grupo de compañeros de los Grados de Administración y Dirección de Empresas e Ingeniería Informática (ambos presentes en mi peculiar facultad) que se disponían a organizar las II Jornadas sobre Ingeniería Informática, Empresa y Sociedad (¿dónde había estado yo cuando se celebraron las primeras Jornadas?). Además, su intención era dedicar estas Jornadas a las Spin-off de la Universidad de Granada y nosotros, Conecta13, estábamos a punto de constituirnos como la primera Spin-off que surgía de la Facultad de Educación y Humanidades de Ceuta. Al instante unimos fuerzas y empezamos a cerrar el programa de las Jornadas.

Experiencia e ilusión

Unir experiencia e ilusión suele dar buenos resultados. El cóctel que hemos preparado en las jornadas ha consistido en relacionar a las personas responsables de ocho de las Spin-off de la Universidad de Granada con los estudiantes de nuestra facultad, que han tenido oportunidad de escuchar cómo fueron sus comienzos, cómo han ido creciendo y cómo viven estos momentos de crisis. Los emprendedores universitarios que nos han acompañado nos han hablado de ilusión y de prudencia, de emprender desde la formación y el conocimiento, de vincular ciencia y gestión empresarial, de vincular universidad y empresa pero sin injerencias, de convertir ideas en proyectos y proyectos en realidades. Escucharles ha sido estimulante y refrescante: es la otra cada de una universidad que más allá de los tópicos y las críticas sabe cómo investigar y cómo convertir la investigación en riqueza.

Pero junto a estas narraciones de vida de las Spin-off de la UGR, las Jornadas querían también ser un evento formativo activo. Se ofreció a los participantes, estudiantes universitarios y de formación profesional de la ciudad de Ceuta, la posibilidad de diseñar su propio proyecto emprendedor. Estos proyectos serían, en primer lugar, revisados por la organización de las jornadas y, posteriormente, por los miembros de las Spin-off en una sesión de mentoring colectiva. Y ahí es donde surgió la magia.

¿Pueden un estudiante de ADE y un estudiante de Magisterio diseñar un sistema operativo basado en GNU/Linux?¿Pueden dos estudiantes de formación profesional diseñar un plan de conversión de Windows a Linux para Ceuta?¿Puede una estudiante de ADE ser una experta en panadería ecológica y hacer todo un plan de empresa para montar su propia panadería?¿Pueden una estudiante de enfermería y un estudiante de Magisterio tener una idea clara respecto a cómo montar una empresa de ocio y tiempo libre para la ciudad norteafricana?¿Puede un estudiante de Informática tener ya en la cabeza el próximo éxito en juego social para las redes sociales?

Y dos últimas preguntas: ¿Dónde han aprendido todo esto?¿Cómo puede ser que la universidad no vea estos aprendizajes y los potencie?

Por un lado, nuestras instituciones educativas han asumido con tanta radicalidad el adjetivo que las define como espacios de «aprendizaje formal» que han eliminado cualquier tipo de encuentro informal que permitiera a estos estudiantes comentar con sus profesores y profesoras qué les interesa, en qué están trabajando y cómo están aprendiendo. No disponemos de espacios ni de momentos de encuentro en los cuales, como en un Speaker’s Corner, cada uno pueda contar qué hace, por qué y cómo. Estos espacios, como el GrinUGR de mi amigo Esteban Romero, ofrecen tanto la oportunidad del encuentro académico como el momento de encuentro informal en el «tercer tiempo» y son necesarios para pasar del «discurso académico formal» al «discurso académico informal».

Por otro lado, es también cierto que estos aprendizajes invisibles se han visibilizados dentro de una actividad académica convencional, pero con una importante diferencia: las jornadas estaban diseñadas no para lucimiento de las Spin-off sino para la visibilización y la formación de nuestro alumnado. Desde ese punto de partida el acierto de las jornadas ha sido escuchar a los jóvenes emprendedores, concederles el espacio para que nos mostraran sus inquietudes y para que hicieran sus preguntas. Tenemos que resituar el hecho educativo: la pista central pertenece al alumnado y el profesorado tiene como misión crear – para ellos y también junto a ellos – una situación de aprendizaje tan eficaz y memorable como sea posible, pero no monopolizarla u olvidar que es en la comunicación como aprendemos los seres humanos.

Cuando acabé de escuchar los proyectos de nuestros jóvenes emprendedores tuve un extraño momento de felicidad: el futuro puede ser mejor.


Los estudiantes participantes en las Jornadas y sus proyectos son:

  • DaxOS: Alejandro Ortíz y David Martínez, ganadores del Premio Emprendimiento de las II Jornadas de Ingeniería Informática, Empresa y Sociedad
  • OpenCeuta: Ángel Galán, David Sevilla y Raúl Fernández.
  • Ceutapoly: Antonio Sastre
  • Pan de Pueblo: Irene Martín y Rosa Mª Fernández
  • LeisureSport: José Ángel Rivas y Sara Valenzuela

Spin-off participantes:

Otra lectura sobre las jornadas: Días inolvidables, por José Aureliano Martín

Imagen: Gokachu

2 Comments

  • Joan Marc dice:

    Iniciativa muy interesante y reflexión no menos preocupante: ¿a qué dedicamos el tiempo los docentes de todos los niveles? La sensación que a veces me embarga es que no se potencia en absoluto esta vertiente invisible que, a la postre, suele tener unos resultados perfectamente visibles.
    Felicidades a todos

  • Pingback: Anónimo

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