Abuela Lola
Hoy ha muerto la abuela Lola. Recuerdo su sonrisa, su piel suave, su cuerpo menudo. Le dolían los brazos y le gustaban los pasteles de crema. Había viajado mucho con el abuelo en una época en la cual nadie viajaba y eso le daba un aire cosmopolita que me gustaba. Era una resistente mujer de apariencia frágil a quien se le rompió el corazón una tarde de diciembre. Sus últimos años ha vivido entre el dolor y el recuerdo, incapaz de sobrevivir a la muerte de su propio hijo, mi suegro.
Con ella se cierra una generación en mi familia: la generación que vivió la guerra y sobrevivió, la generación que sufrió el hambre, la miseria y la falta de libertad, la generación que vió llegar la democracia con esperanza y que ahora estaba asustada porque todo volviera a empezar.
Tengo la impresión de que no hemos aprendido mucho de esta generación, no lo suficiente. Aupados en nuestro pedestal de pedante modernidad, no hemos valorado suficientemente el esfuerzo de esta generación por reconstruir el país en blanco y negro que dejaron tras de sí la guerra y la dictadura. La Memoria Histórica no consiste simplemente en buscar los huesos de nuestros muertos – por muy importante que esto sea – sino también en conocer la intrahistoria de la guerra, la dictadura y la reconstrucción de la democracia.
Con nuestros abuelos y abuelas se van historias que no deberíamos olvidar, para que no vuelvan. Es una pena que los abuelos y las abuelas vayan a los colegios a recoger a sus nietos y a sus nietas y no les hagamos pasar para que nos cuenten sus vidas y lo que han aprendido a lo largo de los años.
Hoy ha muerto la abuela Lola. A mí me llamaba Fernandito, me preguntaba por mis viajes y me decía que me quería. Descansa en paz.
Mi más sincero pésame, Fernando.
Un fuerte abrazo
Ahora será feliz porque estará con su hijo Pepe.
No lo podías decir con menos y mejores palabras.
Emocionantes palabras Fernando, en tu descripción veo reflejada a mi abuela, de apariencia frágil pero a la vez tan fuerte. Al igual que la abuela Lola sufrió el hambre, la miseria y la falta de libertad. Nunca la olvidaré, su entereza, su buen humor, sus ganas de vivir. Admiro y admiraré para siempre a personas como la abuela Lola, como mi abuela.
Precioso y emotivo, es verdad que hemos perdido el valorar la experiencia y la sabiduría de nuestros mayores.
Pero yo siempre pienso que nunca es tarde para enmendar el error y debemos pasar a ser compiladores y transmisores de esas historias que como tú bien dices es bueno que no se olviden.
Un precioso homenaje a los anciano@as que tanto nos dan y, muchas veces, con las prisas del día a día, no lo sabemos apreciar. Como bien dices ha sido una generación que ha vivido la guerra y sabe lo que es sufrir, pasar hambre, ver morir a familiares y amigos,… Una experiencia que yo conocí de primera mano contada por mi abuelo primero y luego mi padre. Ambos ya no están, pero no pasa un día sin que me acuerde de ellos
Gracias Fernando
Un saludo
Ana Basterra
Ante todo un placer haber llegado hasta tu blog.
Me apasiona la gente que valora la vejez, desde el lado de los sentimientos, de la sabiduría y pude distinguir en tu escrito esos valores que nos dejan nuestros abuelos, yo gracias a Dios cuento con la presencia física de mi abuela de 90 años y de escuchar sus historias día tras día entre mate y mate…y lo que mas admiro, es la capacidad que tiene para adaptarse a tantos cambios bruscos que sufren las generaciones…saludos!
Hola, hermoso comentario. 🙂
Y es que, buscando alguna imagen para hacer un flyer para Facebook por el día del abuelo, encontré tu blog y me encontré con este hermoso texto y preciosa imagen.
¿Podría utilizarla para mi flyer?
Saludos