Una visita a Villa El Salvador

La historia de Villa El Salvador arranca en 1971 con la invasión de tierras por parte de los primeros pobladores, mayoritariamente andinos, en la zona conocida como Pamplona, al sur de Lima; un mes más tarde, en mayo de 1971, fueron trasladados a su ubicación actual, que limita al norte con el distrito de San Juan de Miraflores, al este con el distrito de Villa María del Triunfo, al sur con el distrito de Lurín y al oeste con el Océano Pacífico.

Los primeros asentamientos de este pueblo joven tenían en las cañas y las esteras sus materiales de construcción, pero desde aquí han sabido construir un enorme distrito de pujante fuerza económica ligada, fundamentalmente, al sector de la producción y venta de muebles.
Conocí Villa El Salvador de casualidad entre el listado de los premiados con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, premio que recibió en 1987. Y en este viaje no podía dejar de visitarlo. Mi guía por Villa El Salvador ha sido el profesor Dr. José Félix Aparcana Pisconte, geógrafo y experto en Educación para la Sostenibilidad, a quien agradezco la gentileza de brindarme su compañía, su tiempo y su sabiduría.

De todas las razones que podían conducirme a Villa El Salvador destacan dos poderosamente: la victoria sobre el desierto con la incesante llegada de nuevos pobladores y la auto-gestión como medio de organización social, representada sobre todo en la historia de la CUAVES o Comunidad Urbana Autogestionaria Villa El Salvador (aunque hoy sea la Municipalidad, como en cualquier otro distrito de Lima, quien tenga la mayor parte de las responsabilidades de gobierno, la auto-gestión no ha desaparecido de Villa El Salvador).

Llegamos a Villa El Salvador por la Panamericana en un recorrido hacia el sur de unos cuarenta minutos desde el centro de Lima. Villa El Salvador está organizado, me cuentan, en torno a tres «rutas«, A, B y C, que cruzan el distrito. Nosotros entramos por la ruta C hasta alcanzar los nuevos asentamientos cercanos a las ruinas de Pachacamac. Después recorrimos las otras dos rutas haciendo paradas para pasear y sacar algunas de las fotos que aquí podéis ver.

Fue una visita impresionante. Los mismos contrastes que marcan todo el país se concentran en Villa El Salvador hasta lo hiriente. Y, como todo el país, Villa El Salvador está marcada por una increíble fe en el futuro, a pesar de la adversidad y de los tremendos retos que esperan en el camino (bueno, es que ya han superado al desierto, a Sendero Luminoso, a Fujimori,…).

Por último, si no puedes visitar Villa El Salvador en los próximos días, te recomiendo un recorrido fotográfico y una selección de videos realizados por la Asociación de Amigos de Villa.

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