Superpoderes de padre

Permitidme que hoy os hable como padre.

Parece que fue ayer cuando nació mi hija pero han pasado ya dieciséis años. Aunque cueste creerlo, ella nació en un momento mágico: el 13 del 3 de 2003 a las tres y tres de la tarde. Muchas veces he tenido que enseñar la partida de nacimiento para demostrar que este alineamiento horario es real porque cuesta creer que sea posible.

Hoy cumple, por tanto, 16 años y es ya una joven a punto de acabar la Educación Secundaria Obligatoria: le llega, por tanto, el momento de pensar hacia dónde conducirá su vida. Es emocionante escucharla y ayudarla a tomar decisiones al mismo tiempo que su madre y yo nos miramos – como todos los padres han hecho y harán siempre – intentando conciliar para ella con nuestra mirada los mejores augurios para su futuro.

Nos gustaría garantizarle que le irá bien en los estudios, que encontrará empleo cuando los acabe, que se verá realizada en su trabajo y feliz con sus amigos o su pareja. Nos gustaría prometerle que alinearemos de nuevo para ella las estrellas como ocurrió el día de su nacimiento y que todo le irá bien y según sus planes.

Sin embargo, ni nosotros ni ningún padre puede prometer eso a sus hijos. No tenemos la bola de cristal ni el amuleto de la suerte y si algún día tuvimos varita mágica o superpoderes, a estas alturas nuestros hijos ya saben que sus padres no son personajes de cuento sino trabajadores y ciudadanos en un mundo complejo.

No obstante, las madres y los padres sí conservamos un superpoder: la capacidad de luchar por la ciudad y el mundo que queremos para nuestros hijos.

Las madres y los padres tenemos la responsabilidad de luchar contra la desigualdad y la violencia contra las mujeres y debemos combatir los abusos cometidos sobre los trabajadores jóvenes en nuestro entorno. Las madres y los padres podemos reclamar programas destinados a la juventud de nuestro municipio y que se fomente el deporte, el voluntariado, el asociacionismo y la participación juvenil. Debemos exigir que nuestras ciudades tengan un Consejo Municipal de la Juventud para que su voz se escuche alta y clara en los procesos de toma de decisiones o que existan espacios para el arte y la creación joven. Los padres y las madre podemos luchar para que exista ocio alternativo a los botellódromos en nuestras ciudades y lugares de encuentro que promuevan la salud o el encuentro entre culturas.

Las madres y los padres no tenemos superpoderes pero cuando somos conscientes de nuestro poder y nuestro lugar como ciudadanos y lo usamos para defender los derechos y el bienestar presente y futuro de nuestros hijos entonces sí, de algún modo, estamos alineando las estrellas para que iluminen el río de la vida de nuestras hijas e hijos.

Hija mía, feliz cumpleaños.

Fotografía de Raychan en Unsplash

Esta entrada ha sido publicada dentro de la sección La Firma del Hoy por Hoy de Radio Algeciras (Cadena Ser) gracias a la gentileza de Juan Manuel Dicenta.

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