El doble de trabajo
Acaba de ser publicado un informe firmado por Deborah J. Short y Shannon Fitzsimmons, en nombre del Center for Applied Linguistics (CAL) y por encargo del Carnegie Corporation de Nueva York: «Double the Work: Challenges and Solutions to Acquiring Language and Academic Literacy for Adolescent English Language Learners«. El trabajo es muy reciente: comenzó en 2005 y tiene fecha de publicación de 2007 (¿?), pero ya está disponible en la red.
El tema de la publicación es el aprendizaje del inglés como segunda lengua y la “literacidad académica”. El trabajo se realizó en cuatro fases: panel de expertos, revisión de la literatura, visita a centros con un historial exitoso y consulta a las instituciones migratorias acerca de las tendencias demográficas y del logro académico de los estudiantes de inglés como L2 a nivel nacional y estatal. El resultado es la identificación de seis “retos” para mejorar la “literacidad” de los estudiantes de inglés como segunda lengua y las acciones que podrían acometerse para superarlos.
Quizás lo primero que podríamos explicar es qué significa “literacidad académica”. Usamos el término “literacidad” para traducir el término inglés de literacy, siguiendo en esto a Daniel Cassany y su “literacidad crítica”. Pues bien, para las autoras del informe la “literacidad académica”
- incluye la lectura, la escritura y el discurso oral para la escuela
- varía de sujeto en sujeto
- requiere el conocimiento de múltiples géneros de textos, propósitos para el uso de textos y medios textuales
- se ve influenciada por las “literacidades” de los estudiantes fuera de la escuela
- se ve influenciada por las experiencias personales, sociales y culturales de los estudiantes.
Ante este concepto, los estudiantes de segunda lengua tienen que realizar el doble de trabajo que un compañero “nativo”: aprender la lengua al mismo tiempo que estudian las áreas de contenido a través de esa misma lengua que aprenden. Y además superando el mismo tipo de pruebas que sus compañeros “nativos”.
Los seis retos que debemos superar para mejorar la “literacidad” de los estudiantes de segunda lengua son:
- la ausencia de criterios comunes para identificar a los estudiantes de segunda lengua y hacer seguimiento de su actuación académica
- la ausencia de pruebas de evaluación apropiadas
- la inadecuada capacidad de los educadores para mejorar la “literacidad” de sus estudiantes
- la escasez de programas educativos adecuados y flexibles
- el uso inadecuado de las prácticas de enseñanza basadas en la investigación
- fla alta de planes de investigación potentes y coherentes acerca de la “literacidad” de los estudiantes de segunda lengua.
A partir de aquí se dan algunos consejos valiosos (que aquí mencionamos sin intención de ser exhaustivos – hay que leer el informe, ya se sabe):
- Establecer criterios comunes para la definición e identificación de los estudiantes de segunda lengua
- Diseñar pruebas de diagnóstico en la L1 y la L2 para evaluar no sólo su conocimiento de la L2 sino también sus competencias comunicativas y generales en la L1
- Complementar la formación del profesorado (inicial y permanente) con contenidos como
- Teorías de adquisición de la primera y la segunda lengua
- Didáctica de las áreas curriculares
- Metodología de la enseñanza de segunda lengua (y la enseñanza “cobijada”)
- Lengua de la escuela y el discurso de las áreas curriculares
- Cultura: comunicación intercultural
- Desarrollo curricular y evaluación
- Poner en práctica tanto la “enseñanza cobijada” (el profesor de áreas curriculares que toma conciencia de que también enseña lengua y actúa pedagógicamente en consecuencia) como la enseñanza basada en contenidos (el profesor de lengua adopta los contenidos y las actividades propias de las áreas curriculares).
- Permitir la experimentación con distintos modelos de enseñanza: educación bilingüe, educación de “doble vía”, educación bilingüe de transición, programas de acogida, etc.
- Atender a las propuestas didácticas realizadas desde la investigación:
- Integración de destrezas comunicativas (lectura, escritura, escucha y habla)
- Enseñanza de los componentes y los procesos de la lectura y la escritura
- Enseñanza de las estrategias de comprensión lectora
- Desarrollo del vocabulario y el recurso de técnicas docentes apropiadas (organizadores gráficos, demostracines, etc.) tanto para palabras de las áreas curriculares (hipotenusa, etc.), palabras de proceso (dibujar, clarificar, etc.) y palabras para el meta-análisis (prefijo, sufijo, etc.).
- Construir y activar los conocimientos previos
- Enseñar la lengua a través de los contenidos y los temas curriculares
- Utilizar la L1 de forma estratégica
- Usar la tecnología justo con otras propuestas exitosas (grupos heterogéneos, tareas o proyectos, etc.)
- Permitir la negociación y la elección por parte de los estudiantes
- Promover la investigación sobre
- evaluación tanto de diagnóstico como formativa
- intervención didáctica en “literacidad” en segunda lengua
- prácticas de “literacidad” fuera de la escuela
- estudios longitudinales del desarrollo de la “literacidad” en segunda lengua.
En resumen, el informe establece una auténtica agenda de actuación para el profesorado, los responsables de su formación y la administración que legisla y crea contextos de atención educativa. Que no se diga que no sabemos qué se puede hacer, ¿verdad?
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