Educación para cambiar el modelo productivo
Desde hace ya algún tiempo y a consecuencia – fundamentalmente – de la crisis económica en la cual nos encontramos, se habla de un cambio de modelo productivo para nuestro país. No es un tema sencillo ni un asunto baladí: ¿qué quiere decir «cambiar el modelo productivo«? Los diversos agentes sociales tienen distintas interpretaciones de este enunciado que van desde la Ley de Economía Sostenible hasta la no menos ambigua reforma del mercado laboral, pero ¿qué se espera del sistema educativo?
Tomemos una referencia para entenderlo. Ayer Barack Hussein Obama, presidente de los EE.UU., habló a los escolares norteamericanos desde el Wakefield High School en Arlington, Virginia. La propia Casa Blanca resume su discurso con dos ideas: hay esperanza y potencial en su país pero todo depende de que los estudiantes trabajen duro y asuman su responsabilidad. Este esfuerzo, según Mr. President, debe realizarse para no decepcionar a sus familias, a su país y, sobre todo, a si mismos.
Los estudiantes, mediante el cumplimiento cotidiano de sus tareas, deben desarrollar una serie de destrezas, destacadas por B.H.O.:
You’ll need the knowledge and problem-solving skills you learn in science and math (conocimiento y destrezas de resolución de problemas … en ciencia y matemáticas) to cure diseases like cancer and AIDS, and to develop new energy technologies and protect our environment. You’ll need the insights and critical-thinking skills (comprensión y destrezas de pensamiento crítico) you gain in history and social studies to fight poverty and homelessness, crime and discrimination, and make our nation more fair and more free. You’ll need the creativity and ingenuity (creatividad e inventiva) you develop in all your classes to build new companies that will create new jobs and boost our economy.
Y esto debe hacerse superando incluso las dificultades y los retos que la sociedad impone a sus vidas (para lo cual el presidente pone como ejemplo a dos chicas y un chico, además de a la Primera Dama y a si mismo).
Está claro: se quiere que el Sistema Educativo genere individuos que se inserten en el Sistema Productivo con capacidad de generación de riqueza (aunque Obama no olvide mencionar la necesidad de «hacer nuestra nación más justa y más libre).
¿Qué me parece todo esto? Intentaré ser sistemático en mi exposición y me limitaré a tres ideas sin intención dogmática (no quiero que pienses como yo, sólo que sepas lo que yo pienso y así podremos entendernos mejor):
- Además de creadores de riqueza, quiero individuos felices. Tener un sistema sanitario que cuide de la salud de estos mismos niños y niñas sobre los cuales recae tanta responsabilidad quizás sería un buen comienzo en los EE.UU. Invertir en deporte, en arte o en música también ayuda (¿habrá estadísticas acerca de la relación entre equipamiento deportivo o instalaciones artísticas y musicales, accesibilidad para los estudiantes y resultados académicos o «satisfacción en la vida?).
- Si todos los niños y niñas tienen el mismo potencial innovador, habrá que empezar a pensar no en términos de «compensación» sino de «potenciación» (empowerment). Frente a la escuela compensatoria hay modelos más enriquecedores: las escuelas aceleradas americanas o nuestras comunidades de aprendizaje son ejemplos suficientemente desarrollados y experimentados.
- Pedir responsabilidad a los estudiantes no me parece incorrecto ni inoportuno, pero la responsabilidad, como norma de actuación frente a uno mismo y frente a los demás, es colectiva: padres, madres, familias, comunidades, educadores y educadoras, administración, medios de comunicación, políticos y políticas (en su versión «hacedores y hacedoras de política» pero también en su versión «personas públicas que deben dar ejemplo en su hacer y su decir»), etc., todos somos responsables. Escucho más hablar de la cultura del esfuerzo en relación con la educación que de la responsabilidad de la Gran Fortuna que se esconde detrás de una sicav.
- Si el Sistema Productivo se va a beneficiar de la innovación creada por estos niños y niñas, ¿está la banca y la empresa privada dispuesta a invertir en educación?¿Cuánto?¿Cómo?¿Va a colaborar en el desarrollo de la Escuela 2.0, por ejemplo?¿Va a costear estancias en el extranjero o adquisición de bibliotecas de aula? Es decir, si vamos a exigir a los estudiantes que cumplan con su responsabilidad hacia el Sistema Productivo, ¿qué está dispuesto a hacer el Sistema Productivo por estos mismos niños y niñas?¿Cuál es su responsabilidad?
En fin, no tengo muy claro qué significa «cambiar el modelo productivo» ni tampoco sé si la clave es pedir a los estudiantes que sean responsables. Para mí, es más urgente el objetivo colectivo de transformar el mundo para hacerlo más justo, más sano y más libre que cambiar el modelo productivo para generar mayor riqueza, sobre todo si esta sigue tan mal distribuida. Y en esto la educación sí tiene mucho que decir.
Salud
Barack Obama dice las palabras de abajo en su discurso de New Hampshire “ Yes, We Can” (Momento de su discurso 5:49 a 6:05). Creo que vienen muy a cuento en nuestra situación actual lo que el futuro presidente demócrata y de minoría negra –por lo general marginada- opina de la educación en los Estados Unidos.
“We can stop sending our children to schools with corridors of shame and start putting them on a pathway to success. We can stop talking about how great teachers are and start rewarding them for their greatness by giving them more pay and more support. We can do this with our new majority.”
“Podemos evitar mandar a nuestros chicos a escuelas que son un camino de vergüenza y empezar a situarlos en la vía del éxito. Podemos parar de hablar de cómo son los buenos maestros y comenzar recompensarlos por su excelencia, pagándoles más y dándoles más apoyo. Podemos hacer esto con nuestra nueva mayoría.”
http://es.youtube.com/watch?v=Fe751kMBwms
Difundí estas palabras de su célebre discurso entre los compañeros directores que me quisieron oir. Creía en Obama y había descubierto la «fórmula mágica» y el poder de cambio sostenido en una magnífica oratoria y en una perfecta campaña, sustentada en el uso intachable de las nuevas tecnologías. Compré su libro «La audacia de la esperanza», confirmé que la escuela pública necesita mejorar y considerar que todo el profesorado no es el mismo y que necesita motivación continua que lo lleve a metas elevadas, que el mal profesor no debería estar en los centros y que la formación de los mismos adolece de seleccionar a gente bien preparada. La razón por muy engolada que parezca es simple y hay que creérsela: son los escolares y el futuro del país el que está en juego.
Soy muy partidario de las «revoluciones positivas», propuestas por Edward de Bono, el gurú del pensamiento creativo, «lateral». En ellas la percepción tienen un papel crucial.¡Ah! si supiéramos usar estas mismas estrategias en nuestras escuelas.