Educación de personas adultas: la escuela del mundo al revés
La Educación de Personas Adultas (EPA) es un espacio en la sombra. En la formación inicial en Educación, la EPA no ocupa el lugar que se merece y sólo con observar el nombre de nuestros grados y máster ya descubrimos hacia dónde apuntan sus objetivos, contenidos y competencias: grado en Educación Infantil, grado en Educación Primaria, grado en Educación Social y el Máster en Profesorado de Enseñanza Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas. La educación de personas adultas no pasa de ocupar el espacio de alguna asignatura en estas titulaciones, en el mejor de los casos.
Sin embargo, la EPA existe, es necesaria y realiza una labor importante en el marco de una sociedad moderna. Por un lado, la EPA como bien común es un entorno de aprendizaje que redunda en una mayor calidad de vida, una red social y comunitaria más fuerte y resiliente y una mayor capacidad para el afrontamiento y la reducción de riesgos: en los tiempos que corren es importante que seamos conscientes de que hay una correlación directa entre educación de adultos y salud, como constatan distintas investigaciones.
Por otro lado, la EPA como servicio público ofrece sus enseñanzas a un número importante de personas, entre las cuales se encuentran algunos de los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad – y que más necesidad tienen de la EPA como bien común: según los datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, durante el curso 2019-2020 la EPA ofreció sus enseñanzas a 505.973 personas: 222.292 personas en enseñanzas de carácter formal y 283.681 en enseñanzas de carácter no formal (por ejemplo, enseñanza de lengua castellana para inmigrantes).
Esta cifra, sin embargo, hay que leerla críticamente puesto que refleja más un fracaso social que una victoria: por un lado, no cabe duda de que «el aprendizaje y la educación de adultos constituyen un pilar fundamental de una sociedad del aprendizaje», como afirma la UNESCO; por otro lado, sin embargo, el Instituto de la UNESCO para el aprendizaje a lo largo de toda la vida expone con crudeza en su 4º Informe mundial sobre el aprendizaje y la educación de adultos (2019) que «el progreso en la participación en el aprendizaje y la educación de adultos es insuficiente» y que «la financiación del aprendizaje y la educación de adultos es inadecuada».
En relación con España, los datos no son positivos. En su estudio de 2015, Florentino Felgueroso ofrece tres datos que deberían preocuparnos: «España presenta una población adulta con uno de los porcentajes más alto de personas (43,4%) con nivel educativo bajo (un nivel igual o inferior a primera etapa de la enseñanza secundaria). (…) Dentro de este grupo de personas con bajo nivel educativo, se encuentra un colectivo de tamaño considerable (un 14,4%), que ni tan siquiera ha finalizado el último curso de la enseñanza obligatoria, habiendo adquirido un título equivalente a la Educación Primaria. (…) El Programa Internacional para la Evaluación de las Competencias de la Población Adulta (PIAAC 2013) reveló un panorama muy sombrío acerca de las competencias de la población adulta residente en España en dos de las habilidades básicas, las de comprensión lectora y las de competencia matemática, presentando niveles realmente muy bajos, sólo comparables con los italianos entre los 17 países de la UE: un 27,5% en Comprensión Lectora y un 30,6% en Matemáticas de los adultos españoles entre 16 y 65 años se sitúa en el nivel 1 o menor que 1 en la escala PIAAC.»
Con estos datos, deberíamos estar tomando medidas urgentes para que la Educación de Personas Adultas no siga estando a la sombra del sistema educativo o en su periferia.
Sólo con una buena Educación de personas adultas (EPA), tendremos un sistema educativo de calidad. Sólo desde una visión del aprendizaje a lo largo de toda la vida podremos dar respuesta a los retos del presente y del futuro.
Ponencia de clausura del I Congreso Estatal de Personas Adultas
¿Qué podemos hacer para conseguir sacar a la EPA del «Mundo al revés»? Pues necesitamos – como casi siempre en Educación – actuaciones políticas y educativas, como intento desgranar a continuación.
Para empezar, lo más positivo de las actuaciones políticas necesarias es que nuestros representantes políticos hace tiempo que las conocen. La misma Recomendación de la UNESCO (2016) que hemos citado anteriormente indicaba, entre otras cuestiones, la importancia de «crear foros interministeriales a fin de articular en los distintos sectores el papel del aprendizaje y la educación de adultos» o la necesidad de «movilizar y asignar recursos funancieros suficientes para sustentar una mayor participación en el aprendizaje y la educación de adultos y respaldar su éxito por medio de mecanismos adecuados». Por otro lado, ese mismo 4º Informe mundial sobre el aprendizaje y la educación de adultos señala, entre otras actuaciones, la inversión focalizada, especialmente entre las personas más desfavorecidas, la intervención para aumentar la demanda estimulando el interés por el aprendizaje y la EPA, la incentivación financiera para reducir las barreras o la creación de estrategias nacionales para asegurar que los educandos tengan acceso a las TIC y a las competencias para aprovecharlas plenamente. Así pues, nadie debe llamarse a engaño: el camino a seguir por los poderes públicos está claramente trazado.
Por otro lado, desde la acción educativa los docentes de EPA han abierto desde hace mucho tiempo sendas muy interesantes y que debemos continuar explorando. Precisamente, la celebración del I Congreso Estatal de Educación de Personas Adultas nos ha permitido conocer y compartir muchas experiencias de gran valor que muestran con claridad dónde se encuentra y hacia dónde se dirige la EPA en España.
Para intentar sintetizar este movimiento de avance de la EPA, propuse como clausura del citado congreso tres líneas de actuación. Por un lado, es necesario contar con un marco de referencia adecuado para definir programas y actuaciones educativas; en este sentido, el Marco Global de la Competencia para Aprender y de la Competencia para Educar en la Era Digital puede servir como documento para la reflexión y el diseño para la EPA por su visión del aprendiz como persona que construye conocimiento desde la ciudadanía y la conexión con otros aprendices, una imagen que concuerda con las teorías del aprendizaje de personas adultas más importantes (la Andragogía de Malcom Knowles o la Teoría del Aprendizaje Transformador de Jack Mezirow, entre otras).
En segundo lugar, la EPA cobra sentido desde el compromiso con la educación inclusiva. Por esta razón, tres estrategias de educación inclusiva pueden ser interesantes en el contexto de la EPA: el Diseño Universal para el Aprendizaje, la Instrucción Diferenciada y la Socialización Rica. La primera nos advierte de que los límites para el aprendizaje no están en las capacidades de quien aprende sino en las barreras que creamos para ese aprendizaje; la segunda nos señala que el currículo, que debe ser siempre una herramienta flexible, está al servicio del aprendizaje, y no al revés; y la tercera nos recuerda que el aprendizaje se produce en interacción con otras personas y que, por tanto, el grupo y el entorno del aprendiz es su mayor activo de aprendizaje.
Y, finalmente, hoy la EPA necesita y promueve el aprendizaje en entornos digitales, siendo para muchas personas una importante palanca de desarrollo de la competencia digital. Por esta razón, animé a los participantes en el Congreso a no quedarnos satisfechos con el proceso de digitización (creación de artefactos digitales) o de digitalización (utilización de metodologías de enseñanza de orientación social y base tecnológica) sino a que aspiremos a una transformación digital de la EPA, lo cual requiere infraestructuras pero también decisiones y actuaciones organizativas y pedagógicas – y, por tanto, una vez más, debemos reclamar la participación, el apoyo y la inversión adecuada por parte de los poderes públicos y la sociedad para que esta transformación digital sea posible.
En definitiva, la Educación de Personas Adultas es un bien común absolutamente necesario para el bienestar y el progreso de un país: su aportación es decisiva para hacer realidad el objetivo de una sociedad que aprende a lo largo de todo el río de la vida. ¿Seguiremos manteniendo a la Educación de Personas Adultas en el «Mundo al revés» o estamos dispuestos a ponerla en el centro del sistema educativo? De la respuesta que damos a esta pregunta depende, en buena medida, el tipo de sociedad que somos; de la respueta que demos a partir de ahora dependerá el tipo de sociedad que tendremos en el futuro.
No hay alternativa: todos somos #ComunidadEPA.
Ponencia de clausura del I Congreso Estatal de Personas Adultas
Enlazo a continuación la presentación que preparé para la ponencia de clausura del I Congreso Estatal de Educación de Personas Adultas, celebrado on-line el 23 de enero de 2021. Desde aquí quiero agradecer a la organización del Congreso que me diera la oportunidad de dirigirme a los cientos de docentes inscritos: vuestro Congreso será una fecha importante en la historia de la EPA en España. Gracias Diego Redondo, Maximiliano Alcañiz, Ramón Paraíso y Josep Miquel Arroyo por la organización de este Congreso y a todas las personas inscritas por su participación.
Enlazo también aquí el vídeo del congreso, emitido en directo a Youtube:
En ocasiones anteriores he escrito aquí sobre Educación de Personas Adultas. Enlazo aquí dos entradas por si son de tu interés:
Imagen de cabecera: Julian Hochgesang en Unsplash
Señor Trujillo,si fuera usted ministro de Educación,otro gallo cantaría.Medítelo.España se lo agradecería.Es usted un referente de primer orden en materia educativa!! Una admiradora de su aportación y contribución en este campo.
Gracias, Cristina, por tus palabras. Probablemente pueda contribuir más y mejor desde mi posición en la universidad que desde puestos de gestión política. Y con seguridad la universidad es un entorno mucho mejor para la salud.
Gracias, no obstante, por la confianza.
Como usted dice, la educación en las personas adultas sigue siendo un espacio donde no acaba de encontrar el lugar que se merece en la sociedad actual.
La formación ordinaria en ciclos formativos, universidades, másteres…. No se centra en este tipo de población, al contrario, cada vez son más los recursos centrados en la infancia y la juventud.
Creo que la gente es consciente de estas necesidades actuales y están interesadas en ellas porque saben que es un bien necesario para el buen desarrollo y progreso de un país, pero son los sistemas educativos y políticos quien no dan un paso más allá para implicarse en recursos y soluciones para este tipo de aprendizaje.
Por eso debemos valorar plataformas como EPA. Hasta poco no tenía constancia de ella, pero me parece una muy buena iniciativa como entorno de aprendizaje para ser consciente, informarnos y sobre todo transmitir y dar voz a este tipo de educación de adultos que está tan olvidado.
Gracias, Elena, por tu reflexión. Un país que apuesta por la educación de personas adultas es un país más culto y preparado, sin lugar a dudas.
esto es un tema de relevancia ,sobre todo porque el gobierno no aporta lo necesario pensando tal vez que un adulto no rendira lo que hara un joven ,pensando de una manera directa ,pero si tomaos en cuenta que la experiencia hace la diferencia entonces se veria el resutado ,
GRACIAS POR TANTO DE SU CONOCIMIENTO Y NOS LO COMPARTE