Docentes y centros: reflexiones sobre el premio del Certamen Proyecta D+I
Hoy se ha dado a conocer la resolución del Certamen Proyecto D+I Edición 2015-2016. Con este premio la organización del Programa Proyecta (es decir, las Fundaciones Amancio Ortega y Santiago Rey Fernández-Latorre) han querido reconocer a un «docente innovador» y, finalmente, se ha premiado a tres docentes en lugar de a uno solo: el premio lo ha recibido Juan de Vicente y, además, han recibido sendos accésits los profesores Juanjo Vergara y Rosa Liarte.
Me gustaría ahora que echaras un vistazo a los vídeos de presentación de cada una de sus candidaturas. Empecemos por Juan de Vicente:
A continuación te animo a que dediques unos minutos al vídeo de Juanjo Vergara:
Y, finalmente, no dejes de ver el vídeo de la profesora del IES Cartima, Rosa Liarte:
¿Los has visto? Pues bien, ahora me gustaría contarte algo.
Durante muchos años he advertido de los riesgos del profesor francotirador, como cuando en la entrada titulada Centros Finlandia escribí:
hace ya tiempo que decidí reconocer el mérito a los francotiradores educativos pero lo que necesitamos son centros educativos – en el sentido más global de la palabra – que posean y pongan en práctica un proyecto educativo inclusivo de educación de calidad; si sólo tenemos francotiradores, en realidad dejamos al alumnado en manos del azar y no es el azar muy profesional normalmente.
No me desdigo de esas palabras. Las volvería a escribir y a firmar nuevamente.
Sin embargo, puedes tener la impresión de que formar parte de un jurado como el del Certamen Proyecto D+I Edición es una incoherencia. Estás en tu derecho y no te lo discutiré. Ahora bien, vuelve a ver los vídeos, indaga quiénes son los premiados y comprenderás por qué mi conciencia está no solo tranquila sino tremendamente satisfecha.
En las deliberaciones para la concesión del premio los miembros del jurado (Carmen Delia García-Fuentes, Alejandro Tiana, María Acaso, José Antonio Marina y yo) estuvimos más tiempo hablando de qué creemos que significa ser docente hoy que de las propias candidaturas: simplemente todas ellas eran merecedoras de un enorme reconocimiento.
Aprendí mucho en el apasionado debate que mantuvimos los miembros del jurado. Coincidimos en pensar que la clave de nuestro trabajo, sencillo y complejo a la vez, son las relaciones sociales dentro del centro educativo; reconocimos que no tiene sentido premiar una experiencia sino una trayectoria vital y profesional; admitimos que un individuo no cambia realidades pero sí puede intentar transformar, dentro de un equipo, situaciones de injusticia, de incomprensión, de marginalidad o de desigualdad para convertirlas en situaciones de inclusión, de equidad y emancipación; valoramos que la metodología o las TIC son herramientas fundamentales pero que sin convivencia y cooperación no se puede tener éxito en el aprendizaje; ensalzamos la importancia de las personas por encima de los currículos, los materiales y las pruebas; y, finalmente, nos admiramos de ver que no eran diez los candidatos posibles sino que había cientos de educadores y educadoras que podrían haber recibido este premio en igualdad con Juan de Vicente, Juanjo Vergara y Rosa Liarte.
Cuando regresé a casa, cansado tras un día de muchas emociones y un largo viaje, mi conciencia y mi sentido de la coherencia estaban tranquilos. Hoy reconocemos que tres compañeros y sus centros están haciendo una gran labor educativa y me congratulo de poder contribuir a que todos conozcamos su trabajo y sus centros: los buenos referentes nos ayudan a mejorar a todos. En definitiva, celebremos este fin de semana esta buena noticia pues pronto llegará el lunes y estarán todos ellos, de nuevo, en sus centros, como muchos otros maestros y maestras, promoviendo la convivencia, usando la tecnología y diseñando proyectos no solo para aprender, sino con la honesta, humilde y franca voluntad de construir un mundo mejor entre todos.
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