No los llamaré «Centros Finlandia»: serán «Centros Alpujarra»

La expresión «Centro Finlandia» la usé por primera vez en 2010, a raíz de mi visita a Jaca (Aragón). En esa entrada afirmaba que Finlandia está en Aragón tanto por los resultados que Aragón presenta en el Informe PISA como por la presencia en esta comunidad de centros como el CEIP San Juan de la Peña (Jaca): la calidad de la oferta educativa que este centro propone y los resultados que obtiene, contando con una importante implicación de la familia, me hicieron pensar que Finlandia está aquí también, aunque a veces no sepamos (o no queramos) verla.

Un año más tarde, una conversación con mi querida amiga Lola Urbano me dio pie para una entrada donde definía qué es un Centro Finlandia:

«un Centro Finlandia es aquel que apuesta por el éxito, tanto académico como social, de su alumnado a través de una organización de centro y un proyecto educativo eficaz.»

Tras este planteamiento no hay ninguna voluntad de «ser Finlandia» pero sí de aspirar a una educación de calidad a partir de una visión de centro centrada en el éxito de todo su alumnado, coaligada con la familia y vinculada con su entorno.

Posteriormente, en 2013, el programa de Jordi Évole, Salvados, dedicó un exitoso programa a las diferencias entre Finlandia y España y esto me motivó para escribirle una carta abierta pidiéndole que no fuera más a Finlandia y que visitara los «Centros Finlandia» que tenemos a nuestro alrededor: ponía en esta entrada los ejemplos del CEIP Pintor Agustín Riancho (Alceda) o el IES Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega), ambos en Cantabria, pero en este blog he hablado de muchos otros «Centros Finlandia» en todo el territorio nacional.

En esta línea, la pasada semana tuve la oportunidad de revisar la idea de los «Centros Finlandia» gracias a la invitación del CEP de Motril a participar en su I Encuentro de Buenas Prácticas en Educación Secundaria, que se celebró en el IES Alpujarra (Órgiva, Granada). En este encuentro presenté la ponencia «Un viaje low-cost a Finlandia: éxito educativo aquí y ahora«.

El punto de partida de mi presentación es bien sencillo: frente al discurso del «fracaso escolar», debemos centrarnos urgentemente en el discurso y las actuaciones de «éxito educativo». Esta «estrategia de éxito» implica una toma de postura por parte del centro y de su profesorado (pero que invoca a las familias como compañeras necesarias) en relación con la estrategia educativa a seguir para ofrecer a todo el alumnado una educación de calidad. Precisamente, en la definición de esta estrategia – que representa una búsqueda que cada centro debe realizar de manera genuina – es donde necesitamos referentes, y ahí es donde apunta la idea de «Centros Finlandia».

Como afirma José Saturnino Martínez en el artículo «Fracaso escolar, PISA y la difícil ESO«, «cuando tanto se insiste en las bondades del sistema educativo finlandés, no hace falta que nos vayamos tan lejos para buscar ejemplos de excelencia.” En este sentido, es necesario detectar aquellos centros que se distinguen por obtener buenos resultados (en pruebas estandarizadas, sí, pero también resultados más difíciles de medir como el desarrollo de valores sociales como la solidaridad o el compromiso, en su habilidad para resolver problemas y situaciones complejas o en su capacidad para la comunicación). Detectarlos y darlos a conocer puede ayudarnos a tener referentes que nos demuestren que sí es posible ofrecer una educación de calidad para todo el alumnado.

En la ponencia que ofrecí en Órgiva analicé – con las limitaciones propias de este formato comunicativo – los casos de diversos centros de Educación Secundaria andaluces: el IES Ítaca (Tomares), el IES Pablo de Olavide (La Luisiana), el IES García Lorca (Algeciras), el IES Miguel Crespo (Fernán Núñez), el IES Diego Angulo (Valverde del Camino) o el IES Chaves Nogales (Sevilla). Cada uno de estos centros ha optado por una serie de estrategias, ajustadas a su contexto, para buscar el éxito y, en mi opinión, lo han conseguido.

Sin embargo, lo importante el pasado jueves no fue mi ponencia. Mientras yo andaba buscando «Centros Finlandia» y presentando los casos de estos centros, una compañera me preguntó por referentes en Andalucía oriental. Mi respuesta fue la única posible, obviamente: en Andalucía oriental hay tantos «Centros Finlandia» como pueda haber en Andalucía occidental, aunque mi trabajo se desarrolla más en el oeste que en el este de Andalucía. Pero su pregunta tenía trampa: ella sabía que trabajaba en un «Centro Finlandia»: el IES Alpujarra.

El IES Alpujarra es un centro de gran tamaño, con una oferta educativa amplia para un alumnado de gran diversidad social, cultural, lingüística. Precisamente su característica de centro abierto e inclusivo, en el umbral de la Alpujarra granadina, cerca de la costa y de la sierra, tan urbano como rural, le ha conducido a generar un importante conjunto de proyectos que ocuparon buena parte del tiempo de exposición del encuentro organizado por el CEP de Motril: desde exposiciones de arte hasta actividades de emprendimiento, pasando por un proyecto lingüístico de centro bien asentado en la teoría y desarrollado en la práctica, o actividades vinculadas tanto con la agricultura como con la tecnología (con un interesante desarrollo, por ejemplo, del concepto de PLE o personal learning environment). La variedad de proyectos, coordinados por un claustro y un equipo directivo dedicados y ambiciosos, y los resultados que estos están ofreciendo hacen pensar que, sin lugar a dudas, el IES Alpujarra es un «Centro Finlandia».

O mejor, quizás es hora de dejar de hablar de «Centros Finlandia» y comenzar a hablar de «Centros Alpujarra». Por un lado, estoy convencido de que podemos aprender mucho sobre Educación viajando a centros como el IES Alpujarra de Órgiva. Por otro lado, nuestra obligación – de la administración y su inspección, de la universidad y de todas aquellas personas que nos atrevemos a pronunciarnos sobre temas educativos – es generar y fomentar centros de calidad sea en la Alpujarra o en Algeciras, en La Mancha o en Cantabria, en Madrid o en Barcelona, sin olvidar la crítica hacia lo que funciona mal pero sabiendo ver también lo que funciona bien y analizando cómo se hace. No sólo hay muchos «Centros Finlandia» en nuestro país sino que tenemos que ayudar a que surjan y sean visibles centros de los cuales nos sintamos orgullosos por su manera de trabajar y por los resultados que obtienen. Así pues, no hablemos de «Centros Finlandia»: ¡hablemos de «Centros Alpujarra»!

Por no mencionar el hecho de que visitar la Alpujarra es un regalo que tus sentidos y tu espíritu te agradecerán, mucho mejor que viajar a Finlandia 😉

Saludos

Post scriptum: si quieres profundizar en el análisis de los datos PISA (e incluso el papel de Finlandia en estas pruebas), me parece interesante revisar algunas de las publicaciones sobre PISA recogidas en la Revista de Educación, que aportan una mirada científica a la reflexión sobre los «Centros Finlandia» y el valor de PISA para nuestro sistema educativo.

Imagen de cabecera: Dick Hartung

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