Y ahora, ilusión (matizada)
Acabo de llegar de Huelva. En el hermoso marco del Foro Iberoamericano de La Rábida se han celebrado las «III Jornadas para Centros Bilingües» de la provincia de Huelva.
El programa incluía contenidos como «Aspectos básicos de organización y funcionamiento de Centros Bilingües«, a cargo de Mª Ángeles Hernández; «Marco de Referencia para la enseñanza-aprendizaje de las lenguas y Portfolio Europeo«, por Concha Julián; «El enfoque comunicativo en la enseñanza de las lenguas, el curriculum integrado y el enfoque AICLE«, realizada por un servidor o «Elaboración de materiales bilingües«, a impartir por mi amiga Isabel Pérez el próximo día 10. Además se han celebrado dos mesas redondas y una Feria de Materiales.
El motivo de mi mensaje no es tanto contaros el contenido de estas jornadas como transmitiros la emoción, el compromiso, la ilusión que se percibe cuando se habla con los responsables de los centros bilingües español-inglés/francés/alemán en Andalucía. Por lo pronto, si un centro en Andalucía es «centro bilingüe», lo es porque se ha presentado a una convocatoria para la cual ha preparado un proyecto y cuenta con un cierto número de profesores implicados en tal cuestión. Pero también cuenta con el apoyo institucional y de la administración, materializado en el Plan de Fomento del Plurilingüismo, que está sirviendo de revulsivo y motor de innovación y mejora en la escuela andaluza y, más concretamente, en la educación lingüística de nuestros estudiantes.
La pregunta que me hago, a estas horas de la noche, cansado tras varias horas de conducción y a punto de caer abatido sobre mi cama es la siguiente:
¿por qué cuando hablo con las compañeras y compañeros del bilingüismo percibo ilusión – aunque también miedo ante el reto que esto supone, a veces cierto «mosqueo» por la falta de recursos, algunas quejas por las horas que se le echa al trabajo, etc. – y cuando hablo con los compañeros de la «interculturalidad» percibo desilusión?¿No será éste el resultado, o un indicador, de una cierta «xenofobia» estructural? Evidentemente no llamo xenófobo a nadie y mucho menos a los compañeros y compañeras implicados en estos proyectos pero ¿cómo caracterizamos el hecho de decir SÍ a una educación
bilingüe para los estudiantes autóctonos – con compromisos personales y abundantes recursos – y NO – o sí con matices – a la educación bilingüe de estudiantes de origen extranjero?
Muchas de las estrategias que defendemos en enfoques de currículum integrado, como el AICLE o la enseñanza basada en contenidos, se pueden utilizar con estudiantes alóctonos y para la enseñanza de la lengua de la escuela con tanta eficacia como la utilizamos con los estudiantes nacidos España y para la enseñanza de lenguas extranjeras.
Así pues, deseo que crezca el número de centros bilingües por toda España, pero fundamentalmente para que desarrollen estrategias para ese «estudiante inmigrante» que guarda silencio respetuosamente en una esquina de la clase. Hay que ir a la fusión de proyectos concomitantes y de esa fusión ganaremos todos.
Saludos
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