Sobre Comunidades Profesionales de Aprendizaje
Se habla mucho de mejora de la escuela. Hablan de ella la Administración educativa y los grupos políticos, los medios de comunicación, las familias y hasta muchas empresas con más o menos intereses en el sistema educativo. De la mejora de la escuela dicen buscarla los adalides de la eficiencia económica (incluso si para ello acaban desmontando la escuela), y también los defensores de la Escuela Pública, los partidarios de los conciertos educativos o del modelo privado sin más intervención del Estado. Todo el mundo busca la piedra filosofal de la mejora, aunque no todo el mundo quiera usarla con el mismo fin, obviamente.
Lo diré con claridad: yo no tengo la clave de la mejora, y probablemente nunca la tendré. Es más, no creo que haya una única clave para la mejora. Los problemas (y los sistemas) complejos no admiten soluciones sencillas y normalmente detrás de las respuestas sencillas a lo sentido común suele haber falacias o intentos de manipulación.
Por ello, por ejemplo, rechazo las invocaciones simplistas a la formación del profesorado como principal escollo para la mejora y, también, como palanca fundamental para el cambio. ¿Cambiaría realmente de manera sustancial la escuela con una formación determinada (y rehuyo aquí expresiones como «de calidad» o «adecuada» por imprecisas) cuando muchos de nuestros centros educativos hoy se enfrentan a importantes problemas de infraestructuras (espacios, wifi, etc.) o de recursos humanos (temporalidad, insatisfacción, falta de implicación, etc.)? Francamente, creo que muchos de los análisis de salón que se están realizando a partir de juegos malabares con la estadística pero sin acercarse nunca a los centros para comprender su realidad nos alejan de las descripciones complejas y situacionales que nos permiten entender cómo es la escuela y cómo podemos mejorarla.
Obviamente, a partir de esta afirmación no puede inferirse que no deseo la mejor formación posible para el profesorado, tanto en su fase inicial como de manera permanente a lo largo de su carrera profesional. Simplemente planteo la falacia que supone depositar de manera exclusiva sobre la formación del profesorado la responsabilidad de la mejora, como si esta no afectara también a cuestiones infraestructuales que dependen de la patronal de la educación (sea esta la Administración pública o la empresa privada) y, por extensión, que afectan a toda la sociedad.
Al mismo tiempo, esta elevación del foco de responsabilidades tampoco pretende ocultar la responsabilidad fundamental del profesorado. Así, entiendo que el profesorado debe trabajar colaborativamente para ofrecer la mejor educación posible a su alumnado (por eso me he implicado en cuestiones como el Proyecto Lingüístico de Centro y otras) pero la patronal tiene que crear las condiciones para que ese trabajo colaborativo sea posible y de buenos resultados, para lo cual a veces se necesita un marco legal, temporal, social o, simplemente, de inversiones acordes con los objetivos planteados para la educación en nuestra propia normativa.
¿Cómo articulamos esta relación entre lo local y lo estatal?¿Cómo mejorar el aprendizaje de niños y niñas concretos a partir de este planteamiento sistémico? En sendos textos recientes Mariano Fernández Enguita y Carlos Magro señalaban – como hace incluso la propia normativa estatal y autonómica de manera repetida – al centro como lugar de referencia, como espacio meso, como estructura in-between entre el individuo y la sociedad, capaz de provocar el cambio. En el mismo sentido, en una conferencia de 2015 Antonio Bolivar habla de la construcción local de la capacidad de mejora a través de Comunidades Profesionales de Aprendizaje.
Me interesa el concepto de Comunidades Profesionales de Aprendizaje. He visto en repetidas ocasiones cómo centros que no reaccionaban a propuestas externas de formación, o invitaciones al cambio más o menos directas, pasaban a una actitud más proactiva cuando eran capaces de valorar su punto de partida, cuándo se disponían a definir sus propios objetivos de mejora, cuando establecían actuaciones para alcanzarlos y cuando evaluaban si se habían alcanzado los objetivos. Es decir, como explica Antonio Bolivar (2000: 34) en su libro Los centros educativos como organizaciones que aprenden, la escuela se organiza como comunidad profesional de aprendizaje cuando construye su conocimiento «a partir, entre otros, de dos procesos:
- Aprender de la experiencia acumulada («memoria colectiva institucional» y «cultura organizativa»), mediante adaptaciones progresivas de nuevas ideas o propuestas; y
- Aprender de los proyectos puestos en marcha.»
Así pues, el punto de partida de una comunidad profesional de aprendizaje es la reflexión sobre nuestro pasado, sobre nuestras actuaciones presentes y sobre sus implicaciones futuras y se puede enmarcar dentro de un afán por aprender de manera permanente para aplicar esos aprendizajes a la mejora de la práctica educativa.
Además, el concepto de comunidad nos permite afirmar que no es el profesorado solo quien traerá el cambio, sino que este habrá de afectar a toda la comunidad y, por tanto, requiere la implicación de todos. Es más, cuando decimos «todos» hoy realmente significamos una entidad que incluye a todo el centro pero también lo desborda, porque hoy la Red ha permitido expandir la comunidad y que podamos formar parte, parcial y temporalmente, de una comunidad educativa incluso si nos separan kilómetros de distancia. La comunidad profesional de aprendizaje, así, entronca con las ideas del entorno personal y organizativo de aprendizaje, superando en cierto sentido las fronteras geográficas y sus limitaciones.
En resumen, la mejora no es un lugar ni un modo único de funcionamiento, sino una búsqueda constante. Por eso una buena forma de acometerla es formando parte de una comunidad que promueva el aprendizaje como manera de entender la profesión y, por supuesto, también la vida.
A continuación te ofrezco, por si fuera de tu interés, una entrevista realizada dentro de Acción Magistral sobre el concepto y la práctica de las comunidades profesionales de aprendizaje:
Imagen: Tim Gouw vía Unsplash
GENIAL tu visión de Comunidades de aprendizaje!!! Muchas gracias por difundir en la red tus conocimientos y tu visión sobre la educación que comparto totalmente.
¡Gracias a ti, Mercè, por la atención!
Buena entrada Fernando! Excelentes referencias las que propones!
¡Gracias, Blanca!
Gran entrada, señor Fernando!!! Hay activar proactivamente ese concepto de comunidad!!!
Hola soy dicente con 17 años de servicio en el nivel primaria saludos y mi admiración por tan acertada explicación de lo que es una CPA de todo soy partidaria de que el alumno aprende cuando lo motivamos y le reconocemos su esfuerzo a sus capacidades y habilidades y de que aprende cuando siente confianza de su maestro gracias y que siempre no terminemos nuestra jornada escolar sin hacer las preguntas que quiero que aprenda saber que si aprendió y que medidas voy a aplicar para que aprenda o llegue a casa con un nuevo aprendizaje o se motive a realizar sus tareas sin sentir monotonía o duda para resolver por si mismo lo que acaba de aprender mi felicitación a usted y su profesionalismo para invitarnos a ser mejores maestros o docentes frente a grupo gracias