Previsión meteorológica: tormenta perfecta
La situación es la siguiente.
Los modos de producción sobre los cuales hemos construido nuestra estructura social han quebrado: en parte estaban podridos de avaricia (como la banca y el mercado inmobiliario); en parte se han consumido de ineficacia; en parte han caído porque la competencia está viva y no «respeta» nuestros nichos laborales más tradicionales (el turismo, la agricultura, etc.).
Ante esta quiebra en los modos de producción es necesario reconducir el sistema y encontrar nuevos nichos. Para ello es necesario visión, inversión y formación. Como no soy empresario ni economista no hablaré de los dos primeros; sobre el tercero, no hablaré del desarrollo de competencias genéricas o específicas para el mundo del trabajo, sino que me limitaré a las competencias básicas que todo el alumnado debe adquirir y desarrollar en su escolarización obligatoria.
¿Cuál es la situación en educación? Pues una tormenta perfecta.
Cuando más necesidad hay de «educación» en el sentido de un desarrollo óptimo, equilibrado y completo de las competencias básicas y con un alumnado en aumento (un 2% entre el curso 2009-2010 y el curso 2010-2011 según los datos oficiales), el Ministerio de Educación hace la danza de la lluvia para invocar a la tormenta y decide unilateralmente la modificación de las ratios con un margen al alza del 20%, el aumento de horas lectivas del profesorado, la obligación de sustituir las bajas inferiores por los recursos propios del centro y la eliminación de la posibilidad de crear complementos retributivos o retribuciones variables.
Es decir, a más necesidad, menos recursos.
Ante esta tesitura, las respuestas del profesorado serán, naturalmente, variadas. Habrá quien esté de acuerdo con el gobierno y, por tanto, con sus políticas, para las cuales encontrará justificaciones de todo tipo (la herencia encontrada, la coyuntura actual, la inversión que no da resultados, la gloria de otros tiempos, etc.). A estos compañeros y compañeras no tengo nada que decirles, salvo que espero que las nuevas condiciones impuestas por el Ministerio hagan realmente que su trabajo sea más eficaz por el bien de todos.
Habrá quien esté en desacuerdo con las políticas planteadas por el Ministerio y asuma la reducción como respuesta: puesto que no dan recursos, reduciré mi actividad al mínimo. Esta respuesta, en muchas ocasiones, coincide con la anterior en una vuelta a una estructura clásica de «enseñanza directa» siguiendo el patrón de presentación de contenidos, práctica y prueba. Desafortunadamente, esta secuencia dista mucho de ser la más eficaz para el desarrollo de las competencias básicas y, con esta actitud, estaríamos perjudicando a nuestro alumnado y dando pábulo a las visiones más negativas sobre la escuela y la actuación del profesorado.
Por último, habrá quien esté en desacuerdo con las decisiones del Ministerio pero no se conforme con la «reducción a mínimos». Esa es mi actitud: me pregunto qué debo hacer ante esta tormenta perfecta para que no afecte a mi alumnado y para mantener, al mismo tiempo, mi dignidad como profesional ante decisiones que entiendo que no son adecuadas para la escuela.
Esto es lo que he pensado para este momento de tormenta perfecta. No te lo ofrezco como quien da soluciones. Reflexiono en voz alta por si te apetece pensar conmigo.
Busca refugio
Uno tras otro han caído los paraísos donde fuimos tan felices. Ya no existe la Escuela 2.0, los Planes de Lectura se han esfumado, las Actuaciones en Interculturalidad son una quimera. Se han acabado los Congresos y los Encuentros donde tanto aprendimos y donde comenzamos a construir una red que ahora será más necesaria que nunca. Ya no hay Convocatorias que nos permitan mejorar nuestro equipamiento o nuestra formación, compartir nuestras experiencias o conocer otras nuevas.
Sin embargo, hay un espacio que nunca podrán arrebatarte, donde la Escuela 2.0 es una actitud y una realidad, donde la lectura es un hecho cotidiano y donde la interculturalidad tiene nombre propio y hermoso color de piel.
Nuestro refugio es el aula. Ahí tenemos que volcar toda la experiencia y todo el conocimiento que hemos adquirido estos años. Ahora tenemos que hacer valer lo que hemos aprendido sobre competencias básicas o sobre el uso de las TIC o sobre atención a la diversidad.
No será fácil, obviamente: vivimos la «tormenta perfecta». Pero tenemos que intentarlo. Tenemos que volcar en nuestras clases todas las estrategias que hayamos adquirido estos años para la gestión de grupos; ahora, de nuevo, grandes grupos. Todo lo que sepamos sobre diseño de secuencias didácticas atractivas y motivadoras tiene que estar al servicio de nuestro alumnado.
Y ese será nuestro refugio.
Encuentra aliados
No estás solo. La tormenta perfecta no te afecta solo a ti, ni a tu aula, ni a tu centro, ni siquiera a tu comunidad. La tormenta perfecta afecta a todo el sistema educativo. Tu compañero y tu compañera viajan contigo en el mismo bote sacudido por las olas.
Es probable que aparezcan tensiones entre los pasajeros del bote. Cada una de las tres posturas y respuestas a las medidas impuestas por el Ministerio supone una actitud diferente y esto generará tensiones en muchos claustros.
Ahora será decisiva la actuación de los equipos directivos. Más que nunca, necesitamos liderazgo para que el bote avance en la dirección correcta, que no es otra que aquella que contribuya de la manera más eficaz posible al desarrollo de las competencias básicas de nuestro alumnado.
Pero, como los náufragos, tenemos que buscar aliados externos.
Las familias son nuestros aliados más importantes en este caso: por un lado, es necesario informar a las familias de las repercusiones de las decisiones ministeriales y no mediante una convocatoria masiva a todas las familias del centro sino a través de reuniones clase por clase, en las cuales se presentan las repercusiones de manera detallada y sin voluntad de adoctrinamiento.
Es necesario que las familias conozcan la cara del docente interino que se irá a la calle, su función en el centro, las tareas que no se podrán realizar por el aumento de horas lectivas o la dificultad de cubrir una sustitución con los recursos propios del centro cuando estos son, precisamente, diezmados. Permíteme ponerlo de esta forma: las familias con sus impuestos mantienen los centros «sostenidos con fondos públicos». Pues ha llegado la hora de que sepan qué se puede hace con los pocos fondos que se destinan a sostener sus centros.
Por otro lado, en este naufragio necesitaremos a las familias más que nunca como co-responsables en la educación de sus hijos. Si no lo has hecho ya, invítalas a participar en tus clases, permíteles que te ayuden a gestionar la biblioteca del centro, anímalas a que vean junto a sus hijos un vídeo sobre el cual trabajarás en clase al día siguiente. Necesitamos que alguien nos eche un salvavidas y la familia puede ser quien nos ayude.
Mantén la conexión
No apagues la radio. Mantén abierto el canal. Escucha los mensajes que te envían tus compañeras y compañeros desde otros puntos del país. Presta atención a cómo se agrupan, a cómo se dan apoyo. Ofréceles tu apoyo y tu experiencia. Keep in touch. Send your message in a bottle.
Hoy Twitter y Facebook han expandido nuestro claustro y te garantizo que el claustro-en-la-red da tantas (o más) satisfacciones como el claustro presencial. Interactuar en la red con otros compañeros y compañeras permite tomar distancia respecto a tu propia realidad y relativizarla, encontrar respuestas y soluciones y, también, un gran hombro colectivo sobre el cual depositar tu queja y alguna lagrimita.
Pero no te olvides del cuerpo a cuerpo. Conecta también con tus compañeros y compañeras creando nodos de trabajo para compartir programaciones, para compartir estrategias y para compartir preocupaciones. La red necesita nodos para existir y tú puedes ser el germen de un nodo en tu entorno.
Encuentra razones para el optimismo
El fracaso es una losa que te oprime y no te deja respirar. Como Sísifos instalados en el infierno del fracaso, parece que constantemente subimos una empinada ladera empujando una roca enorme que vuelve a rodar cuesta abajo al culminar la pendiente. Parece que no conseguimos nada, todo es volver a empezar, todo es para nada, nada sirve para nada.
Pero no es verdad. En realidad nuestro trabajo es una sucesión de milagros exitosos: lo increíble es que tengamos éxito dada la complejidad de la tarea que tenemos encomendada.
Y tenemos éxito: pequeños éxitos, éxitos individuales, logros personales que no aparecen en las estadísticas pero sí en el historial de vida de muchos de nuestros estudiantes.
Ahí es donde tenemos que concentrarnos. Olvídate de PISA y de la OCDE, olvídate de la evaluación de diagnóstico y de las auditorías externas, olvídate de lo macro: en tiempos de tormenta perfecta estos datos ya son irrelevantes. Concéntrate tú en lo micro: tu mayor razón para el optimismo se encuentra en el interior de cada uno de tus estudiantes.
Busca ahí tu nuevo paraíso. Algún día, saldrá el sol.
Fernando tus palabras son un soplo de aire fresco entre tanto mal augurio. Yo estoy dispuesta a hacer lo que propones, de hecho lo tenía pensado…no nos queda otra, por nuestra salud mental, la de los que nos rodean y sobretodo por las personas para las que trabajamos que son nuestros alumnos y alumnas y que no tienen ninguna culpa del sistema podrido en el que vivimos.
Me niego a pudrirme contagiada por el sistema. Y me uno a tu propuesta segura de que somos muchos y muchas los y las que pensamos así y en estos tiempos de injusticias y despropósitos es cuando es más necesaria la unión, la colaboración, la solidaridad y la generosidad.. y como tu bien dices, algún día saldrá el sol. Pero yo digo que el sol está siempre ahí…. algunas veces lo tapan las nubes.. pero no deja de estar ahí…
Jo, cómo te admiro. La educación es grande cuando ofrece a las personas la posibilidad de mejorar el mundo en que viven. Casi nada
Gracias por el post. Ayer y hoy han sido días de miedo y desánimo en mi centro, lo que no es de extrañar, pues es precisamente lo que buscan.
Hay, a mi lado, grandes profesionales que empiezan a resignarse y eso para mí -que acabo de llegar- es la verdadera tragedia. ¿Cómo seguir? ¿Por qué hacerlo? Es evidente, por los alumnos, por nosotros mismos, por nuestra vocación.
Como dices, lo importante es sentir que no estás solo.
Te juro que no había leído nada de tu entrada cuando le he dicho a mi mujer hace un rato: Sabes lo mejor que tiene este trabajo? Y hemos dicho los dos: LOS NIÑOS. Así que estamos de acuerdo, mientras no me quiten mi clase no me quitarán mis ilusiones, mis objetivos, mis ideales… y, bueno, por ahora, niños no parece que vayan a faltarnos 😉 Por eso, aunque los nubarrones arrecien y el cielo esté permanentemente de ‘color de panza de burra’ (Alpujarra’s favorite quotation) aunque en estas circunstancias tus vecinos anden haciendo agujeros en el techo de la choza, aquí estaremos, poniendo al mal tiempo buena cara, haciendo wikis a medianoche o dejando nuestro número de teléfono para que se abran una cuenta en gmail (esto creo que no debí hacerlo pero me daba pena de que despues de tanto repetir nombres y contraseñas no pudieran llegar al final…) Incluso somos capaces de pasarnos un finde haciendo un paraguas tan grande y tan fuerte que me río yo de Noé y toda su arca. Nos vemos en #nodomotril ;-))
Te juro que no había leído nada de tu entrada cuando le he dicho a mi mujer hace un rato: Sabes lo mejor que tiene este trabajo? Y hemos dicho los dos: LOS NIÑOS. Así que estamos de acuerdo, mientras no me quiten mi clase no me quitarán mis ilusiones, mis objetivos, mis ideales… y, bueno, por ahora, niños no parece que vayan a faltarnos 😉 Por eso, aunque los nubarrones arrecien y el cielo esté permanentemente de ‘color de panza de burra’ (Alpujarra’s favorite quotation) aunque en estas circunstancias tus vecinos anden haciendo agujeros en el techo de la choza, aquí estaremos, poniendo al mal tiempo buena cara, haciendo wikis a medianoche o dejando nuestro número de teléfono para que se abran una cuenta en gmail (esto creo que no debí hacerlo pero me daba pena de que despues de tanto repetir nombres y contraseñas no pudieran llegar al final…) Incluso somos capaces de pasarnos un finde haciendo un paraguas tan grande y tan fuerte que me río yo de Noé y toda su arca. Nos vemos en #nodomotril ;-))
Comparto tu visión. Es más he escrito en uns sentido similar en:
http://mestres.ara.cat/senzillesa/
Seguiremos pedaleando entre la tormenta perfecta!
Grande, siempre aportando.
Desde Malaga y después de hacerte de «telonera» disfruto de esta dosis reconfortante de positivismo critico que me emociona y que comparto totalmente.
No me preocupan quienes «amenazan» con hacer menos,probablemente hacian tan poco que menos es imposible.
Pero me preocupa el pesimismo que bloquea.
Frente a eso la critica, la lucha constante pero tambien el posibilismo y las ganas de luchar con mas ainco por una escuela publica de calidad para todos.
Uf, Fernando, cómo necesitaba leer este post… Estaba en mi isla y escribí el mío; luego leí el de Miguel Rosa, y me animé un poco; y ahora veo que solo había que saber decirlo a la vez desde la cabeza y el corazón (aunque las dos cosas son, finalmente, partes de lo mismo). Gracias por poner palabras (con esa maestría tuya, de verdad) a lo que yo no he sabido: la necesidad de que estemos juntos en esto.
Un gran abrazo, y contigo ¡al fin del mundo!
María
Copio y pego (y adapto, y remezclo) una cosa que debatíamos en FB (jodío FB y su manía de ser un mundo aparte en internet…) y en el blog de @NicolasaQM.
«Yo vivo esto con una doble mirada. Una desde mi punto de vista como profesor, como técnico de la educación. Otra como ciudadano.
Como profesor, el nuevo escenario es más exigente. Y para mí es una oportunidad, no un riesgo. La ratio alta es una situación que no está necesariamente reñida con la calidad de la educación, si tiras de competencias profesionales. Es más incómoda, es más exigente. Pero hay soluciones técnicas eficientes.
Porque creo en mis facultades profesionales y personales, en mi enfoque pedagógico, en las metodologías desarrolladas, en la red de relaciones que ya he trabado con el alumnado. Creo que mis métodos de trabajo y los fundamentos que los sostienen son perfectamente compatibles con 35 alumnos. Y si me apuras, con 60. Tan solo tengo que afinar algunas cosas para mejorar las garantías de atención personalizada, que es la parte complicada. Lo de las tIC me complica más, bastante más. Pero también creo que tengo buena respuesta para esos escenarios. Aunque de esto no estoy tan seguro como de lo anterior
Como ciudadano no me gusta nada. Ni poco ni mucho. Nada. Porque el profesorado, en general, no está bien preparado para ese escenario, más exigente, simplemente porque no se le ha preparado, porque es algo nuevo. No podía estarlo porque no era la línea de trabajo. Y un cambio profundo, como ese, exige una atención al trabajador. Eso traerá consecuencias: menor atención individualizada, bajada de resultados en el alumnado que aún no tiene desfase curricular pero está en riesgo, mayor conflictividad del alumnado que ya está en situación de desfase. Eso abrirá la brecha entre alumnado que progresa y alumnado que no. Y sé que de paso tratarán de culpar a teorías educativas que no son las suyas de los problemas.
Pero un técnico, como técnico, tiene que atender a la situación profesional que se le crea. Y yo la trato con optimismo. Un técnico que piensa así no puede iniciar la protesta. Ni debe. Porque si la protesta se inicia desde el profesorado, se nos criticará por no querer trabajar. Y yo sí quiero trabajar, quiero aportar mi esfuerzo y contribuir a salir de esta. Me siento feliz de tener una oportunidad de mostrar mi valía en una situación complicada. Porque como técnico no veo el sistema, veo mis clases.
Como ciudadano, en cambio, sé que va a haber dificultades. Y querría apoyar a la gente que quiera luchar contra la idea de que en educación se puede recortar impunemente. Como ciudadano no veo mis clases, veo el sistema. Como ciudadano sí quiero apoyar las protestas que no puedo iniciar como profesor.
También me cabrea mucho la falacia de Wert. Porque, sabiendo que le van a llover críticas ha elegido asociar su postura a una idea que a él no le gusta (el constructivismo social). Y así, de paso, salpica. Un grupo más numeroso da más oportunidades de socialización: eso es cierto. Pero él usa un argumento cierto como una falacia, porque, en realidad, no hace nada para que esa oportunidad se desarrolle. Y así, de paso, salpica.«
Perdón por la extensión… Pero ya que lo tenía escrito pensé en reutilizarlo… 🙂
Pues sí, después de la tormenta siempre viene la calma y parece que el acuerdo de gobierno en Andalucía apuesta por ello: Las elecciones del 25 de Marzo han señalado con claridad un amplio y
mayoritario apoyo al Partido Socialista Obrero Español de Andalucía y a
Izquierda Unida los Verdes Convocatoria por Andalucía, expresando el
deseo de que nuestra tierra tenga un gobierno de progreso…
https://docs.google.com/file/d/1NBhvzILbeSxKTfxQNWY2_4p-igzFFQ26GrYGKm0VHMqBOuF0PAxqWVlJha6d/edit
Un abrazo
Hola Fernando,
Yo también necesita leer algo así en estos dias tan complicados para la EDUCACIÓN en mayúsculas. Como bien dice Jose Luis, todo este tipo de situaciones pueden ser analizadas de dos puntos de vista, almenos, un servidor, y es así como te conseguimos mirar delante y saber la suerte que tenemos.
El otro dia, hablaba con un grupo de jóvenes sobre lo que es la FELICIDAD y si ahora mismo somos felices. Como es de imaginar, el debate fue muy largo, y sobretodo, diverso y divertido, pero si me quedo con algo, es con dos cosas:
1.- Para lograr la felicidad no es cuestión de metas, si no de caminar todo el camino, y lo más bonito, está en saber levantarse.
2.- Uno de los momentos más felices de mi vida fue el dia que me di cuenta que me había equivocado y había perdido 3 años de mi vida estudiando algo que no me gustaba. Me hizo muy feliz porque pude escoger mi camino una vez más, la de ser maestro.
No me van a arrebatar la alegria de ser maestro, y del mismo modo, no voy a permitir que se la arrebaten a mis alumnos y alumnas, porque simplemente, ellos y ellas se merecen lo mejor de mi , como persona y como docente, sea cual sea la situación por la que pase mi estado de funcionario.
Siempre he pensado que la mejor manera de luchar es con una sonrisa en la cara, y sobretodo teniendo claro que los sueños, mis sueños, nuestros sueños, estaran por encima de todo y nunca nos los arrebataran.
Un abrazo, y gracias, de verdad.
Saludos!
Era tremendamente pesimista, per has sido capaz de animarme y de marcarme el camino a seguir. Te lo agradezco, Fernando.
Precioso el post, como tú, como tu actitud. Pero esta nueva vuelta de tuerca con muchos apretones, incide en el hecho de que entre el profesorado sigue privando la pura perversión de la justicia: salen siempre «castigados» los «buenos» (los que curran, se mojan, se comprometen y se entregan) y beneficiados los «malos» que pueden dictar una clase a 8 o a 80 por igual.
Desarrollar competencias básicas a toque de clarín cada 50 minutos a un grupo de 35 personas no tiene nada que ver con dictar contenidos teóricos. Es posible que, en estas condiciones, algún compañero crea que se ha pasado la línea de lo posible. No seré yo quien lo juzgue. Y menos que lo declare culpable de nada.
Por otra parte, ahora echaríamos de menos tener a los padres y madres más cerca del centro porque ellos y ellas siempre han sido más escuchados y temidos por los políticos. Lo sé bien.
En fin, echo de menos una conversación birrera sobre esta avalancha de tiempos de todos los demonios. Un abrazo.
No sé, nunca había visto este blog tan metido en arena política, (y llevo tiempo siguiéndolo)
Muchas gracias, Fernando, por el optimismo y por seguir cantando «viva la utopía», aún cuando los cantos de sirena se oigan cada vez más fuertes… Más que nunca necesitamos que el claustro virtual esté unido y proponga pequeñas acciones personales para no caer en el desánimo y la frustración.
Entre el profesorado y José Ignacio se ha producido un enfriamiento tal, que me recuerda lo que mi idolatrado Sabina, describe perfectamente:
Se anuncia entre los dos tiempo inestable / asoman a tus ojos las tormentas,/ por la noche es probable / que el viento sea variable,/ que me quieras… y luego te arrepientas./ La isobaras ven hielo en tus venas / y en tu pañuelo un mar que se sofoca /
y auguran las antenas / que harán falta cadenas / para subir al puerto de tu boca./ Besarte es desatar un huracán / que suba en el termómetro el mercurio,/ algunas nieves dan / calor cuando se van / fundiendo entre el desierto y el diluvio.»
Como él mismo me dijo un día en Bilbao: que siempre haya más rosas que vinagre
Me uno a este optimismo del Profesor Fernando Trujillo. No podemos dejar que nuestras aulas se contaminen de desesperación. También soy una náufraga entre tantos miles. Sólo la esperanza puede mantenerme viva y si vivo es porque tengo esperanza.
Decía Albert Einstein “Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.
Y si es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno por qué no concentrarnos en lo micro?