Mina San Telmo y el Museo Maldito, una novela de Javier Martínez

Mina San Telmo y el Museo Maldito (EDEBÉ, 2012) es la primera novela de Javier Martínez. Es un «misterio policíaco sobre el arte moderno» o, como dice la protagonista, «un caso real de asesinato, metido dentro de un problema artístico».

La joven novelista Mina San Telmo está buscando inspiración para su segunda novela policíaca pero los gustos de los lectores han cambiado y ya sólo interesan las novelas de trolls y héroes fantásticos. Su editor decide encargarle, en estas circunstancias, una publicación muy diferente: un libro sobre pintura moderna. El único problema es que ni Mina sabe nada sobre pintura moderna ni tampoco parece interesarle. A ella lo que le gustan son las tramas detectivescas.

¿Cuál es la solución? Buscar un caso auténtico por resolver vinculado con el arte de tal forma que pueda satisfacer a su editor y su propia «afición detectivesca». Y lo encuentra, vaya si lo encuentra.

Este es el comienzo de la trama de Mina San Telmo y el Museo Maldito y a partir de aquí los personajes de la novela, y el propio autor, comienzan un viaje por Europa y por la historia de las vanguardias artísticas desde el impresionismo hasta el arte abstracto pasando por cubistas, dadaístas, surrealistas y demás «compañeros de viaje». Y con estos dos hilos argumentales, el caso del asesinato de Horatio Gibbet y la historia de las vanguardias, Javier Martínez construye una historia ágil y bien trazada, con unos personajes con voz propia, llena de sorpresas e intriga y con un final trepidante que no defrauda.

Creo que el libro puede ser una lectura interesante para ser trabajada en la biblioteca escolar o en el aula, en un trabajo conjunto de lengua castellana y educación plástica y visual. De igual forma que el erudito personaje del Inspector Weller acompaña sus explicaciones con libros y láminas de los cuadros más famosos de la historia, trazando una interesante «búsqueda del estilo moderno», en la biblioteca escolar se podría leer este libro junto con imágenes de los cuadros que van apareciendo en la novela para construir, por ejemplo, el Museo Maldito al que hace referencia el título del libro.

Además, a medida que lo iba leyendo imaginaba esta novela llevada a imágenes en una serie de dibujos o una película. No me cuesta nada ver esta novela como un guión cinematográfico o, al menos, como una novela gráfica. Espero que el autor, que además juega un papel en la novela en un inesperado guiño final, encuentre pronto un productor que haga de esta novela juvenil una buena película.

Ah, y también espero ya con ganas la segunda novela de la serie: Mina San Telmo y la cripta del celuloide, un atraco perfecto a la historia del cine.

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