La enseñanza es para gente idealista y utópica, como tú
Ayer un estudiante de un máster de enseñanza de idiomas me dijo esta frase mientras tomábamos café: «La enseñanza es para gente idealista y utópica, como tú». En su enunciado no había desprecio ni ironía sino más bien el reconocimiento de una opción personal: su motivación para hacer ese máster no era dedicarse al mundo del cual yo le estaba hablando, la escuela, sino para acercarse a otra realidad educativa, la enseñanza en los «centros de lenguas modernas» de las universidades españolas. Aunque él no puso ningún énfasis en la expresión, que tenía el tono neutro de las descripciones de hechos innegables, sus palabras me dan vueltas en la cabeza desde entonces.
¿Es necesario ser un idealista o un utópico para enseñar?¿O para querer dedicarse a la docencia?¿O para ser un buen docente? Suelo decir a mis alumnas y alumnos que esta profesión nuestra no puede depender simplemente de una vocación que responda a impulsos como el amor por la infancia o la voluntad de transmitir lo que uno sabe. Si nuestra profesión fuera vocacional, pediría muy sinceramente que los que hayan perdido la vocación se retiraran a sus casas o cambiaran de profesión, como el sacerdote que pierde la fe.
Si embargo, sí creo que para enseñar y para ser un buen docente es necesario ser idealista y utópico. Ser idealista es imaginar un mundo mejor y hacerlo, además, no con un trazo grueso sino con detalle y no como una reflexión de salón sino en la elaboración y la ejecución de un plan de actuación. Más que ser idealista es necesario vivir idealista: imaginar, planear, buscar, comprometerse, decidir, equivocarse y corregir, discutir, compartir.
Hace muchos años Juan Antonio Estrada me enseñó, justo antes de partir hacia El Salvador a ocupar el puesto del recién asesinado Ignacio Ellacuría, que utopía no es sinónimo de imposible, como se suele creer. Utopía significa no-lugar. Utopía es lo que aún no ha encontrado su espacio o su tiempo, el lugar al cual aún no hemos llegado, nuestra Ítaca:
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Ser idealistas y utópicos es lo que nos anima a seguir leyendo, a hablar con los compañeros y compañeras, a escuchar a quienes saben más que nosotros o que han tenido experiencias diferentes a las nuestras, a diseñar, a imaginar, a vivir.
Pues claro, Fernando. La educación es para seres idealistas y utópicos. Intentar siempre hacer llegar a los que lo tienen difícil, buscar nuevos recorridos en el aula, nuevas situaciones que mejoren el aprendizaje del alumnaod, entre otras cosas.
Querido amigo Fernando, este post me trae a la mmeoria algo que escuché en boca de otro maestro y además político como es Julio Anguita, la utopia es necesaria para poder cambiar, sin ella no hay forma de modificar la sociedad, otra cosa muy distinta es la quimera, que ya se considera inalcanzable y se convierte en un estado como de fuera de este mundo.
Yo añadiría algo más al idealismo y la utopía y es la esperanza, quien no tiene esperanza en conseguir algo, es incapaz de alcanzarla, algo así decía Unamuno cuando afirma «La esperanza es nuestro íntimo /fundamento,/ el sustituto de la vida; / la esperanza es lo que vive, / sólo recibe vida lo que espera.”
Un saludo esperanzado, idealista y utópico.
Me ha gustado mucho esta entrada, Fernando. ¡Buena reflexión la frase del alumno!
Como siempre,y en pocas pero acertadas palabras, diste en el clavo.
Estimado profesor y maestro:
Sólo decirte que comparto completamente contigo esta idea de la utopía y los idealismos…1qué sería la vida sin expectativas, sin cambios, sin novedades, sin la búsqueda de un mundo mejor, más comprometido… Kavafis sigue:
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
Es necesario ser un idealista o un utópico para enseñar?¿O para querer dedicarse a la docencia?¿O para ser un buen docente?
Eso mismo pensaba yo que quizás la profesión de docente era vocacional para alguien idealista y utópico que piense que no todos sus alumnos y alumnas piensan con cabeza y que no son “burros andantes” expresión que utilizó cuando iba a darse el cambio al sistema LOGSE. Con el tiempo he ido cambiando de opinión, cuando hice el CAP uno de los profesores nos comentó que el antes de ser profesor trabajó en un Banco pro ese trabajo de oficina le abrumaba y un buen día decidió cambiar y así se convirtió en profesor pero realmente no tenía vocación, aún así estaba a gusto con su trabajo y se sentía realizado.
En relación con esto me pareció interesante el artículo que leí sobre “Claves para ser un docente de éxito”
-“Carlos Monsalve, experto de la Universidad de Estocolmo, analiza en Badajoz las claves para ser un docente de éxito. El pedagogo de la Universidad de Estocolmo toma como referencia una investigación realizada en Harvard para asegurar que el problema del actual sistema educativo tiene su base en la «falta de competencia emocional» de sus profesionales.
Un profesor emocionalmente competente está más capacitado para manejar determinadas circunstancias en el aula. De todos es sabido que un buen equilibrio emocional nos hace más congruentes, y esta congruencia nos hace comunicarnos mejor. Transmitir equilibrio, tranquilidad, seguridad, actitud positiva, activa, etc., genera un mejor clima alrededor. Lo vemos incluso en las relaciones personales, hay personas desequilibradas emocionalmente (de todas las profesiones), inseguras, pesimistas, etc., que provocan que deseemos alejarnos de ellas para salvaguardar nuestro equilibrio y seguridad, por contra, tenemos amigos o conocidos con los que nos encontramos tranquilos, seguros, elegres y positivos y nos encanta disfrutar de su compañía y entablar conversacion con ellos.
Una persona emocionalmente equilibrada, no busca excusas fuera para no hacerse cargo de una situación. Una persona con competencias emocionales se hace cargo de la situación, no se justifica, se pone en marcha, se hace responsable de la comunicación, busca alternativas para hacerse entender y no se limita a decir «si es que no se enteran», esta expresión lo que esconde es una frustración, un mal manejo emocional.
Imaginaos hablando para un auditorio de chinos que no entienden el castellano, buscarías la manera de haceros entender en algún otro idioma o buscarías un traductor, buscarías una alternativa, no os limitariais a soltar el rollo en castellano para luego decir «si es que no se enteran». Es sólo un ejemplo gráfico de las fallas que ocurren en comunicación, y estas fallas en la comunicación vienen por una falta de competencias emocionales que nos hace sentirnos frustrados y no manejamos bien esta frustración, perdemos perpectiva y entramos en un pernicioso ciclo que nos atrapa.
Maestro 😉
“Some men see things as they are and ask why. Others dream things that never were and ask why not.” –
George Bernard Shaw
Quizá no es nada novedoso citar a Eduardo Galeano, pero ahí va:
«Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.»
Eduardo Galeano
Fernando:
Enhorabuena por tu entrada. Definitivamente: «sí, hay que ser utópico e idealista». Y no es que lo digamos nosotros: el grandísimo Paulo Freire pasó toda su vida diciéndolo. Y ahora es uno de los autores más reconocidos (si no, el más) en pedagogía.
…Y toda una red, como las escuelas aceleradas, y La Verneda Sant Martí, y las Comunidades de Aprendizaje… todas ellas experiencias educativas de éxito, parten de la existencia de un «sueño», un ideal que seguir, ¿una utopía?
Un saludo de un grupo de utópic@s.
http://www.utopiayeducacion.com
Belen ese profesor del que hablas, claro que tenia vocación y mucha. Lo que el sentía era que le faltaba tal vez las aptitudes necesarias para ser mejor, por eso se esforzaba en conseguirlas, si no hubiese tenido vocación, hubiese mandado al carajo todo a la primera dificultad o problema, tener vocación es muchas veces mejor que tener la aptitud innata que muchos tienen y no saben aprovecharla.
Ser idealista o Utópico, no te garantiza el éxito como educador, tienes tener una gran motivación y saber enfocarte.