Dos historias de éxito
Comenzaré este texto con una reflexión general. Mi compañero en la UGR, Antonio Bolívar, afirmaba en 2012:
“Las escuelas en el siglo XXI deben asegurar, a todos los estudiantes en todos los lugares, el éxito educativo.”
En esta afirmación hay una realidad y un deseo: la realidad es que la escuela del siglo XX no siempre ha asegurado a todos los estudiantes ni en todas las circunstancias el éxito educativo; el deseo es, efectivamente, esperar que tengamos la inteligencia y la capacidad, además de los recursos, para conseguirlo en el siglo XXI.
Pues bien, ayer nos reunimos en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Cádiz para confirmar, en un acto académico y científico, dos historias de éxito en el siglo XXI. Permítanme que les presente la primera de estas historias.
Érase una vez un niño que nació un 25 de julio de 1979 en Cádiz, exactamente hacía ayer 38 años. El protagonista de nuestra historia era un niño absolutamente normal: sano, fuerte, feliz. Era tan normal que dejó de estudiar a los 17 años, como muchos otros niños en su entorno hacían, desafortunadamente. A partir de entonces le esperaba una sucesión de trabajos de corta duración y menor remuneración en distintas ciudades dentro y fuera de Andalucía: empezó a trabajar en una panadería, como repartidor por las casas, alquilando hamacas en la playa, vendiendo chacinas, haciendo seguros, contratando telefonía, fija y móvil, ofreciendo tarjetas de crédito; fue dependiente en una copistería, empleado en una gasolinera, chófer en una empresa de transportes.
Sin embargo, nuestro protagonista conoció en 2002 a la heroína de nuestra historia, a quien llamaremos Maite. Gracias a la capacidad de persuasión y al ejemplo de Maite, en octubre de 2003 nuestro protagonista, a quien podríamos llamar Raúl, retoma sus estudios: comienza el bachillerato a distancia en Cádiz y lo terminó en Castellón, donde hizo selectividad y empezó la carrera de Filología Hispánica en la UNED.
Yo tuve la suerte de conocer a Raúl Rubio en la primavera de 2006. Mi hermano, compañero de trabajo suyo entre las estanterías del Leroy Merlín, me dijo que había alguien en su trabajo que escribía relatos y que quería estudiar Filología Hispánica en Granada, entre otras cosas para conocer el mundo literario granadino. Yo pensé, sinceramente, que Granada le rompería el corazón, como había hecho con tantos otros aprendices de escritores. Pero no fue así. Marchó a Granada, y allí se graduó. Raúl ya era licenciado universitario.
Algunos años después me reencontré con Raúl Rubio convertido ya en profesor de Secundaria. Lo encontré formando parte del equipo directivo de unos de los institutos malditos de Algeciras: el IES García Lorca. Raúl formaba un curioso equipo con Andrés Martín y Antonio Coronil; cada uno aportaba sus cualidades (energía, experiencia, tesón,…) y venían dispuestos a escribir la segunda historia de éxito que ayer se presentó en la Facultad de Ciencias de la Educación de Cádiz: la historia reciente del IES García Lorca.
Esta segunda historia de éxito es la que se narra en la tesis doctoral titulada El Proyecto Lingüístico de Centro como respuesta sistémica al reto de la competencia comunicativa en entornos educativos formales: análisis de caso, que fue ayer leída y defendida por el propio Raúl Rubio. Esta tesis ha sido co-dirigida por el Dr. Manuel Francisco Romero (Universidad de Cádiz) y un servidor y representa la primera tesis doctoral sobre el impacto del Proyecto Lingüístico de Centro en un centro educativo andaluz.
Quizás para entender la relevancia de esta tesis es importante conocer no solo sus conclusiones, sino también el centro en el cual se han desarrollado la experiencia y la investigación, este centro algecireño llamado IES García Lorca. Pues bien, para ello nada mejor que la presentación que Raúl Rubio utilizó ayer en la lectura de su tesis y que gentilmente me ha cedido para su publicación en esta entrada:
Por otra parte, un elemento fundamental de esta tesis son las aportaciones recogidas por Raúl en una serie de grupos de discusión y entrevistas con personas relevantes en esta experiencia. En este sentido, el vídeo que él mismo ha realizado puede ser significativo para valorar la importancia del proceso de transformación ocurrido en el centro y, al mismo tiempo, el alcance de este trabajo de investigación:
En mi opinión (y, por supuesto, en opinión del tribunal que juzgó el trabajo realizado), las conclusiones de la tesis, la presentación y el vídeo son claras y contundentes: la transformación del IES García Lorca es innegable y, en este sentido, la apuesta por un proyecto educativo renovador en el cual el proyecto lingüístico de centro tuviera un papel central ha resultado exitosa. Obviamente, el reconocimiento público del trabajo realizado y los logros obtenidos no estará nunca a la altura de la dificultad del reto que afrontó el equipo directivo y la comunidad educativa del IES García Lorca en estos últimos cinco años pero creo que esta tesis puede servir, aunque sea humildemente, para demostrar que el trabajo y el esfuerzo han merecido la pena.
Por mi parte, ayer tuve la suerte, como co-director de la tesis, de dedicar a Andrés Martín (director del centro) y su equipo unas palabras. En el magnífico libro de Héctor Abad Faciolince, El olvido que seremos, se narra la vida del doctor Héctor Abad, su padre, médico salubrista en Colombia que cometió el pecado capital de intentar dotar de una infraestructura mínima para la vida y la salud a los barrios más pobres del Bogotá más peligroso, motivo por el cual unos asesinos acabaron con su vida. Pues bien, Héctor Abad Faciolince pone en boca de su padre estas palabras: “Saber que estamos contribuyendo a hacer un mundo mejor debe ser la máxima de las aspiraciones humanas.” En esta línea, yo agradezco profundamente al equipo directivo del IES García Lorca por haber sido humanos, tan profundamente humanos, y por haber construido un mundo mejor en un lugar donde solo está prevista la miseria y la desesperanza.
En realidad, de esta aspiración profundamente humana por construir un mundo mejor surge la tesis que ayer nos ofreció Raúl Rubio. Afirmaba Pier Paolo Passolini que “no solo hay que comprometerse escribiendo, sino viviendo” y Raúl no solo ha escrito esta tesis sino que la ha vivido. Así, Raúl ha cumplido el precepto del pensador brasileño Boaventura de Sousa Santos, quien, en su magnífico libro Descolonizar el saber, reinventar el poder, afirma:
“El conocimiento-como-intervención-en-la-realidad es la medida del realismo, no el conocimiento-como-una-representación-de-la-realidad. La credibilidad de una construcción cognitiva es medida por el tipo de intervención en el mundo que esta permite o previene.”
Esa es la grandeza de esta tesis, que es realista en la medida que describe una intervención en la realidad de carácter transformador, una actuación portadora de esperanza y de nueva vida. En el sentido más amplio y hermoso de la palabra, es una intervención educadora.
La Educación puede ser un ascensor social, pero también puede ser un descensor. Frente a estas dos posibilidades, Raúl Rubio ha vivenciado doblemente en su vida la experiencia del descensor social y dos veces ha sido capaz de cambiar el sentido de la marcha para convertir el descenso en ascenso. Y ahora nos ofrece el resultado de su investigación para todos podamos aprender de la experiencia de la comunidad educativa del IES García Lorca y sea posible, así, replicarla conociendo los avances y los retrocesos, las dificultades y los retos que una actuación de este tipo plantean en el mundo real, más allá de las disposiciones de la Administración, y muchas veces incluso a pesar de ella.
Espero que, en este sentido, las instituciones de nuestro entorno reconozcan el valor de esta experiencia. Desde la Consejería de Educación andaluza y los Centros del Profesorado hasta la propia Universidad de Cádiz, espero que sepan leer en esta tesis un camino a recorrer para garantizar el éxito de nuestro alumnado por la vía comunicativa. En el mismo sentido, espero que estas instituciones sepan encontrar en Raúl Rubio un formador de primera categoría, como ya ha tenido muchas ocasiones de demostrar que es.
Por mi parte solo resta agradecer a mi querido amigo Manolo Romero, co-director y alma mater de esta tesis, que me haya dado la oportunidad de formar parte de esta aventura y de aprender tanto de él. Es más, ayer, ante Manolo y ante el tribunal encargado de juzgar la tesis quise hacer una confesión que me permito reiterar aquí.
En estas últimas semanas he cobrado conciencia de que ayer, al acabar este acto, se habría celebrado la defensa de la mejor tesis que dirigiré en mi vida. No creo posible que vuelva a ocurrir el milagro que para mí ha supuesto esta investigación: un centro educativo pone en marcha uno de los conceptos centrales de mi vida profesional y durante cuatro años lo desarrollan para transformar una realidad y yo tengo la suerte de poder verlo y disfrutarlo además de poder leerlo en las palabras de mi amigo Raúl Rubio. Sin lugar a dudas, uno debe ser consciente de cuándo está viviendo su mejor momento y ayer fue el momento culminante de mi carrera: cuando un maestro ve a su discípulo hacer algo que excede a la capacidad del maestro es cuando, por fin, puede afirmar que ha cumplido con su tarea y su responsabilidad. Ese momento lo viví yo ayer en la Universidad de Cádiz y doy, por ello, gracias a la UCA y al Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura, a Manolo Romero, a la comunidad del IES García Lorca y, sobre todo, a Raúl, por haberme regalado ese momento, mi mejor momento, que nunca jamás olvidaré.
Qué bien, Fernando, imagino tu emoción… son estos pequeños y al tiempo grandiosos momentos de felicidad. Bueno, pues ¡¡felicidades a todos los comprometidos en esta aventura!!
¡Gracias, Roser! Fue un día muy emocionante para todos, de esos que no se olvidan fácilmente.
Este tipo de logros solo puede contemplarse desde una visión de equipo: Raúl, nuestro gran Raúl, con su capacidad y entusiasmo ha sido capaz de liderar a un grupo de personas que hemos apoyado todo su saber hacer y contagiarnos de ese vitalismo del que muchos hemos aprendido. GRACIAS a Andrés y al equipo del Garcia Lorca, GRACIAS a Fernando por ser tan grande, GRACIAS al tribunal por sus consideraciones desde el Humanismo y su conocimiento, y GRACIAS a la comunidad del García Lorca porque serán capaces de mejorar esta sociedad.
Tienes toda la razón: ha sido una hermosa labor de equipo de principio a fin. Y en ese equipo tu has sido el entrenador principal y el capitán que ha guiado la tesis a su feliz destino. Gracias, Manolo, no solo por esta tesis sino por estar haciendo del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la UCA una gran referencia en trabajo serio y profesional dentro de nuestra área.
Me alegro mucho Fernando de estas experiencias de éxito personales, institucionales y profesionales. Leyendo tus palabras, además de emocionarme por la vertiente «humana», las más de las veces desapercibida en la vorágine academicista, reflexiono (en línea con lo que intuyo deslizas en tus argumentos) sobre como la academia suele tildar de calidad e impacto a prácticas de investigación (a veces sólo publicación) que ni por asomo llegan a tener incidencia en la práctica educativa real, al contrario de lo que refleja esta Tesis «vivida e innovadora» en el IES García Lorca.
Os felicito a todos (centro, directores, doctor y familia) y te planteo una tercera posible experiencia de éxito: no creo que esta investigación sea un «milagro» aislado, detrás hay buenos profesionales y, aunque las circunstancias han contribuido a que la misma pueda acontecer, ahora ya sabemos con mayor certeza que «se puede» y sabemos cual es el camino para formar y transformar.
Un abrazo.
Querido amigo:
Gracias por tu comentario. No sabes la alegría que me da ver que un compañero de la Facultad ha visitado mi humilde blog y me deja un comentario. Gracias de corazón.
Tienes razón en ambas apreciaciones: por un lado, cada vez aprecio más la investigación rigurosa y seria pero que tiene incidencia en la vida real, y eso me ha fascinado en esta tesis; por otro lado, es el equipo docente – y toda la comunidad educativa – quien ha puesto los mimbres para el éxito en el IES García Lorca, y considerando que el éxito en educación es siempre parcial, temporal y está sujeto a muchas variables que, como su propio nombre indica, pueden cambiar en cualquier momento.
En todo caso, necesitamos profesionales de la investigación educativa, como tú, dispuestos a entrar en el aula y en los centros para acompañarles en sus complejos procesos de evolución y cambio. Así, avanzamos todos.
Un abrazo y, de nuevo, gracias por la visita.
Gracias por compartir esta proeza educativa Fernando y sobre todo porque cuando estamos cansados y a veces, desencantados por algo, volvemos a recuperar fuerzas con historias y ejemplos como los de Raul Rubio. Felicidades y muchos querríamos ser él.
Un gran abrazo