Y la evaluación de diagnóstico, ¿para qué sirve?

Imagen realizada por Renato Ganoza

Es solo una anécdota y de ella no se pueden extraer conclusiones generales. No dice nada sobre el sistema ni sobre la administración educativa ni sobre el profesorado o los equipos directivos. Insisto: es solo una anécdota, pero una de esas anécdotas que te hacen pensar. Se la contaré.

En varias ocasiones he preguntado a docentes en activos una pregunta sencilla y para la cual se espera una respuesta afirmativa: «¿Conocen ustedes los resultados de su centro en las pruebas de la evaluación de diagnóstico?» Mi sorpresa no es pequeña cuando en estas ocasiones que he preguntado esta simple pregunta la respuesta que he recibido es negativa.

Ya les digo que entiendo que esto es una anécdota. No he hecho ninguna investigación, no he pasado cuestionarios, no he tomado una muestra significativa que me diga algo sobre la población total. Sin embargo, no me negarán que es sorprendente.

Permítanme que les anime a que hagan ustedes la misma prueba. Pregunten a sus amigos y amigas educadoras si conocen los resultados de su centro en la evaluación de diagnóstico y los resultados comparados con el resto de centros de la comunidad autónoma, de su provincia, de su localidad o de su mismo índice socioeconómico. Es más, pregúntense a ustedes mismos si conocen estos datos.

El problema de no conocer estos datos es que dejan sin sentido a la propia evaluación de diagnóstico. En medicina, el diagnóstico no se hace solo para conocer sino para curar. En educación, el diagnóstico se hace para mejorar, para solucionar problemas, para solventar dificultades de aprendizaje, para contribuir más eficazmente al desarrollo de las competencias básicas de nuestro alumnado.

Mi pregunta entonces es la siguiente: si la administración educativa se limita simplemente a diseñar las pruebas, ordenar que se realicen y generar un informe de resultados pero no cambia sus políticas sustancialmente a la vista de estos resultados; si los equipos directivos no comunican los resultados a su profesorado y, por tanto, no pueden diseñar planes globales de mejora que afecten a todas las materias y a toda la vida en el centro; si los educadores y educadoras no conocen los resultados de las pruebas de la evaluación de diagnóstico y no pueden, por tanto, realizar los cambios pertinentes en su práctica docente, entonces ¿para qué sirve la evaluación de diagnóstico?

En fin, ya les dije que era solo una anécdota, no me presten atención. En el fondo solo hablamos de cómo mejorar nuestro sistema educativo y de la imagen que se tiene de los docentes como profesionales si se les ocultan datos de tanta transcedencia como los resultados de la evaluación de diagnóstico. Ya ve, cuestiones sin importancia y nada más. Una anécdota, al fin y al cabo.

14 Comments

  • Pienso que el estudio que has hecho no es del todo cierto. Soy profesora de secundaria y en todos los centros en los que he trabajado, que han sido varios, los resultados de estas pruebas se conocen, se contratan con las de centros cercanos, se debaten en reuniones de departamento e incluso en claustro. Igualmente pienso que no tienen gran validez porque los contenidos a veces no se ajustan al currículo. Además pienso que los alumnos ya están suficientemente evaluados con nuestras pruebas para tener que hacerle otras extremas.Es como si no se fiaran d nuestro trabajo. Un saludo.

  • Es uno de los temas de trabajo fundamentales del Departamento de FEIE. Yo creo que, al menos en Secundaria, es obligatorio tratarlo en reunión del Equipo Técnico de Coordinación Pedagógica, y proponer por parte de los departamentos inplicados medidas de mejora; se informa además a claustro y consejo escolar. Cuando llega la información «digerida» (comparación con centros del entorno, con centros de características sociológicas similares…) vuelve a tratarse. Y se habla de formación en las reuniones con los responsables del CEP.

    Otra cosa es que la burocracia no deje ver el bosque. O que le hayas preguntado a los despistados que pasaban por el pasillo.

  • Me quedo más tranquilo con vuestros comentarios. Como decía en la entrada no era más que una anécdota; no hay, querida Obdulia, ningún estudio detrás de mi apreciación, solo una pregunta fortuita en tres sesiones de formación distintas, en ciudades distintas y en dos comunidades diferentes. En fin, no era más que una apreciación personal, poner el parche antes del pinchazo.

    Un abrazo a ambos, agradecido por vuestros comentarios!

  • Javier dice:

    En la Comunidad de Madrid también es obligado la comunicación al claustro de los resultados y muestras comparativas no sólo con la zona y resto de comunidad, si no la evolución a lo largo de los años. También a raíz de las pruebas hay que establecer un plan de mejora para el centro como indican las instrucciones del comienzo desde hace ya un par de cursos.
    Lo que no me queda tan claro es si la propia Comunidad no ha elaborado un estudio de estas pruebas y no ha sacado algunas conclusiones…o yendo más lejos no sé si siguen de cerca la evolución de países como EEUU o UK donde tienen más tradición de pruebas externas estandarizadas y los resultados empiezan a arrojar luz acerca de este sistema que en teoría pretende mejorar el sistema educativo. Leí el libro » El liderazgo sostenible» de Hargraves y Fink que aborda un primer capítulo apasionante sobre el tema.
    Saludos.

  • Juan Bueno dice:

    El ETCP dedica parte de su tiempo a valorar los resultados. Los analiza comparándolos con las pruebas internas, los rendimientos académicos y otras tests como puedan ser velocidad lectora, comprensión o madurez lectora… Se hace un informe informe a conciencia, con propuestas de mejora que se suelen coincidir de una año a otro, centrando el círculo de calidad.

    Después se lleva a Claustro y posteriormente a Consejo Escolar que los analiza y aprueba.

    Se emite e imprime por niño un informe que se entrega con las notas finales; allí se compara con centros andaluces y de la zona.

    Todo ello se lleva a cabo en nuestro centro porque lo marca la norma y porque creemos en la transparencia de los datos para mejorar y transformar la escuela.

    Pero si a pesar de ello, hay profesores y profesoras que afirman desconocer los datos; el diagnóstico está claro: alguien no está poniendo mucha atención y la habría que corregirlo.

    Incluso me atrevería a decir que si me lo preguntas a mí no te sabría dar una respuesta convincente porque a veces, todo es mucho más sutil. Ese es el análisis que me gusta a mí hacer con mi equipo de maestros y olvidar para alejarnos de las pruebas de diagnósticos. Siempre les digo con Haegraves que primero son los aprendizajes, después sus evaluaciones y por últimos las pruebas externas.

    Un abrazo Fernando y gracias por tirarnos de la lengua. Si lo deseas te puedo enviar evidencias y detalles de nuestro proceso reflexivo.

  • Gracias, de corazón, por vuestros comentarios y también, por qué no decirlo, por vuestra profesionalidad. No era mi intención acusar a nadie sino más bien justificar que una evaluación sin diálogo y propuestas de mejora que sean, a su vez, evaluadas en años posteriores hace inútil el esfuerzo.

    Estoy convencido de que la gran mayoría de los claustros (al menos en los centros públicos) está analizando los resultados e intentando realizar propuestas de mejora, siempre con las posibilidades y las políticas que la administración educativa correspondiente articula en cada caso, para bien o para mal.

    Juan, gracias por el ofrecimiento de evidencias. Me consta vuestra profesionalidad porque para eso he estado en tu centro en varias ocasiones. Eso sí, si tienes aceite de tu tierra, voy mañana si hace falta 😉

  • Desde la experiencia de mi centro, coincido con mis compañeros de comentarios a tu entrada. Los resultados de las pruebas de diagnóstico se comunican y debaten, al menos formalmente, en los diferentes órganos del centro: departamentos, ETCP, claustro y consejo escolar. No obstante, sí se echa en falta un seguimiento y evaluación de las propuestas de mejora que puedan decidirse a partir de los resultados de las pruebas de diagnóstico. Pero- me parece- esta dificultad obedece a la escasa cultura (y tradición) evaluadora de los centros.

    Pese a ello, entiendo que la opinión mayoritaria en los claustros estima que estas pruebas de diagnóstico son ajenas su práctica educativa habitual. Y en este aspecto me parece que la comunicación de la admnistración educativa con los centros puede y debe mejorar en lo que se refiere al: diseño de las pruebas, sistemas de evaluación, estrategias para la corrección… Sobre esta cuestión traté yo con cierta extensión hace unos meses: http://www.iesgrancapitan.org/blog05/?p=855.

    ——
    Me parece que ha habido un problema con los comentarios de Blogger, Fernando. En todo caso, si aparece duplicado, te ruego que procedas a borrar uno de mis comentarios.

  • Benjamin dice:

    Para mi que esa anécdota está más que extendida. Yo se que es verdad que en los centros se pone un proceso del estilo de lo que cuentan Juan B. y JRafael. Y en muchos, muchísimos centros se genera un proceso de reflexión serio que muchas veces aterriza en propuestas de mejora para el propio centro, y/o de propuestas de formación para el profesorado Pero tengo la impresión, y es solo una impresión, de que en muchos otros centros, y entre cierto profesorado, se dan dos fenómenos:
    1- El profesorado lo ve más como una carga burocrática, inútil, estéril, que como una oportunidad de detectar qué ocurre y cómo mejorar. Y le presta poca atención.
    2- La poca atención que se le presta se centra en confirmar «lo que ya sabía el o ella sin necesidad de esas pruebas», o a corroborar que estas pruebas no sirven para nada porque «quienes las preparan están a años luz de la escuela de verdad» .
    Es normal que al acabar la reunión donde se ha trabajado el asunto, ese profesorado, que intuyo minoritario, ya ni se acuerde de los datos.
    Seria interesante un estudio en profundidad.
    Gracias Fernando por «pinchar».

  • Anonymous dice:

    Para mi los resultados de esas pruebas tienen la validez que les proporcionan los políticos: para echar por tierra todo el sistema educativo público culpando al contrario.
    Pero las pruebas no son eficientes en cuanto que su realización se basa en contenidos muy concretos, eso sí en un contexto de currículum abierto. Qué fiabilidad pueden tener cuando se incluyen contenidos específicos, como por ejemplo: los instrumentos musicales en inglés.
    Nos comparan con países como Finlandia y se habla de lo buenos que son los docentes. Yo me pregunto si no será que los elaboradores de las pruebas son mejores que los que tenemos aquí.
    Si concretamos los contenidos en septiembre quizá, por fin, la evaluación será realmente de competencias…y no una sorpresa cada año por mayo.

  • ©Lola dice:

    Fer, como en todo lo demás, parte del claustro conoce los resultados, los compara, valora, busca el origen y propone cambios para mejorar.
    Otra parte del claustro, ni sabe ni quiere saber. Vámonos ya ojú.
    Nada nuevo bajo el sol.
    Siendo esto así, todos ganamos la misma pasta y estamos igual de mal mirados. Este es el verdadero mal de la escuela pública, que hay café para todos cuando hay café y nos lo quitan a todos cuando se acaba el café.
    Yo soy más de té, y válgame el cielo que a mí este gobierno me pone los pelos como escarpias, pero como dice una de mis frases favoritas, nada sucede por error. Nadie nos pisotearía si fuéramos más quienes nos dejamos la piel en el pellejo cada día, sin pensar si son las dos menos cinco o las dos y cinco. Y eso que yo hay días en que me iría a mi casa a las 9 menos cuarto, pero vaya… Aparcando la queja y disfrutando con lo que hacemos, a pesar de todo. Con calma y sosiego, hay mucho ruido y mucho estrés gratuito en las escuelas. Muchos gritos que no son de niños o niñas…

    Resumiendo, que entre unas y otros, entre todos la matamos y ella sola se muere cada día un poquito. Claro que tampoco recuerdo yo que haya estado nunca como para tirar cohetes (la escuela, que yo he tenido momentos gloriosos, jajaja), momentos puntuales, personas concretas, alumnado que pasa sin pena ni gloria, mis hijos… mi dolor de maestra, mi dolor de madre. Mis ganas de mandarlo todo a la mierda y pedir una buena editorial. Total, los míos ya están en la Universidad pública, sin becas, sin la atención que merecen, solo la justa, y ahora la mierda se la limpian ellos solos.

    Túmantendío, que lo sé yo ;P
    Guapo!

  • ©Lola dice:

    Ah, y la principal validez de la prueba es darnos cuenta de que la prueba evalúa competencias (a veces regular) y la escuela enseña mecánica de #librodetesto
    Si las pruebas evaluaran la capacidad del alumnado de seguir órdenes, por ejemplo, sacábamos un doce.
    Sobre diez.

  • Juan Bueno dice:

    Leyendo comentarios, compruebo lo bien que escribe Lola y el resto de comentaristas y lo mal que lo hago yo, cargado el texto de erratas. Pido disculpas porque un blog como este no se merece ese descuido.

    ¡Hasta el apellido le he cambiado a mi admirado Andy Hargreaves! http://www.andyhargreaves.com/ Por cierto, ya aprovecho para recomendar su último libro, habla precisamente de lo dicho aquí: el capital profesional del magisterio que para mí es más importante que las pruebas externas y que me parece que se está perdiendo a raudales por la mala formación, selección y acceso al sistema educativo.

    Saluditos

  • Xabier dice:

    Para mi estas evaluaciones de diagnóstico están sobrevaloradas. Personalmente entiendo que la evaluación es un proceso mucho más rico que todas estas pruebas de lápiz y papel, en un momento y hora determinados. Jamás evaluaría así a mis alumnos y menos pretendería reflexionar luego para hacer propuestas de mejora. Para empezar, faltan muchas competencias por valorar y en algunas de las que se valoran faltan aspectos esenciales como la comunicación oral, etc.

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