Para ser letrados


Zygmunt Bauman nos dice en Los retos de la educación en la modernidad líquida:

En un mundo volátil como el de la modernidad líquida, en el cual casi ninguna estructura conserva su forma el tiempo suficiente como para garantizar alguna confianza y cristalizarse en una responsabilidad a largo plazo (al menos nuca se dice si habrá de cristalizarse ni cuándo y hay muy pocas probabilidades de que alguna vez lo haga), andar es mejor que estar sentado, correr es mejor que andar y hacer surf es mejor que correr. El surfing mejora con la ligereza y la vivacidad de quien lo practica; también es conveniente que el deportista no sea melindroso para elegir las olas que llegan hasta él y esté siempre dispuesto a dejar de lado el saber recibido, junto con las preferencias habituales que ese saber garantiza.

Pues en el área de enseñanza de idiomas el mejor surfista que conozco es Daniel Cassany. Montado sobre una tabla de surf de alta calidad (sus conocimientos sobre análisis del discurso – la semiótica del siglo XXI) busca permanentemente la mejor ola para surcarla, incluso si esa ola amenaza con crecer y engullirlo; él sabe que está rodeado por un buen puñado de amigos y amigas que lo acompañan y que al otro lado sólo está la playa y más acá, el mar.

El último libro de Daniel Cassany se titula Para ser letrados. Voces y miradas sobre la lectura.
Ha sido publicado por Paidós y es una colección de quince trabajos – algunos inéditos y otros publicados en diversas revistas. Como esto es más una presentación del texto que una reseña propiamente dicha, os diré que creo que este libro tiene dos planos de lecturas: uno visible y otro oculto. Me explicaré.

El plano visible

Los quice capítulos de este libro intentan mostrar la visión sociocultural o sociocrítica de la lectura (e implícitamente de la escritura). La clave conceptual del libro es la literacidad, un concepto fundamentalmente de origen anglosajón apenas si presente en la enseñanza de lenguas en España – y casi ni siquiera en el área de didáctica de la lengua… Precisamente uno de los factores de la literacidad es la diversidad de géneros y la diversidad de lecturas que realizamos sobre la base textual de estos géneros y por ello el libro, tras tres primeros capítulos de introducción «teórica» – entiéndase, introducción genérica a la idea de literacidad, que la palabra teórica está muy estigmatizada últimamente – pretende abarcar la lectura de la prensa, los géneros científicos, la imagen o la lectura en línea y las presentaciones con diapositivas. Además, el texto, como buena parte de los trabajos de Daniel Cassany, muestra una clara preocupación por la enseñanza de la lectura, tanto en contextos formales como en la familia y contextos informales, otro de los rasgos principales de la idea de literacidad (no aprendemos a leer exclusivamente en la escuela, sino en contextos sociales).

El plano oculto

¿Cómo supones que es este libro?¿Qué tipo de textos incluye? Ya sabes que es un libro académico aunque divulgativo; es una compilación así que pertenece a varios autores y por tanto tiene muchas voces y estilos, aunque la mano de Daniel Cassany se ven en muchos de capítulos. ¿Cómo será?

Pues bien, el plano oculto es que creo que hay una voluntad en los autores (o el compilador) por hacer del libro una experiencia de literacidades múltiples; aun manteniendo la intención divulgativa y el objetivo académico común, el libro presenta una variedad de géneros tras los cuales se esconden – o se muestran – las ideas de los autores: hay una introducción académica, un capítulo-actividad «a lo libro de texto», un test deconstruído, un capítulo-artículo de revista científica, un ejercicio de introspección psicoanalítica, una narración de un café entre vecinos, la historia de cómo la cangura ayudó a leer a Litang, un relato de viajes (que es también una de las mejores explicaciones de en qué consiste el plurilingüismo y sus dificultades) o un manual de uso del Power Point.

Es, en cierto modo, un libro que contiene muchos libros. ¿No te entran ganas de leerlo?

Saludos

1 Comment

  • Cristóbal dice:

    Hola: de acuerdo en la importancia de los trabajos de Daniel Cassany y su grupo; conociendo cómo está el patio en la universidad española, no dejo de pensar en la larga y solitaria travesía (surfismo lo llamas tú) que han tenido que afrontar, y lo que les queda! Daniel sabe (y lo tiene publicado) que hay algunos colectivos profesionales, como el de los bibliotecarios (anque no todos todavía, por supuesto), que son sus aliados naturales en esta travesía.

    En efecto, en el ámbito de las bibliotecas llevamos ya bastante tiempo convencidos de que nuestro rol está en la formación de los ciudadanos en la adquisición de todos los alfabetismos / alfabetizaciones necesarios para funcionar en la sociedad actual de forma crítica y participativa. Las bibliotecas, todo tipo de bibliotecas, ofrecen a cualquier ciudadano una magnífica posibilidad de implicarse en ‘literacy events’ (‘episodios de alfabetismo’, o ‘eventos letrados’, si se quiere) en lecto-escritura y en todos los demás alfabetismos / alfabetizaciones, como la alfabetización en TICs (¿mejor ‘literacidad en TICs’?).

    ¿Estoy abogando por una batalla terminológica entre ‘alfabetismo / alfabetización’ y ‘literacidad’? ¿o entre ‘multialfabetismo’ y ‘multiliteracidad’ o, menos aún, ‘transliteracidad’? En absoluto. Simplemente quiero llamar la atención sobre el hecho de que tengo mis dudas sobre la palabra ‘literacidad’ como de origen anglosajón. Si ‘literacidad’ es traducción de la palabra inglesa ‘literacy’, no podemos olvidar que ‘literacy’ es ‘alfabetismo/alfabetización’, sin más. Daniel da algunas buenas razones para preferir ‘literacidad’ a ‘alfabetismo / alfabetización’. En Francia también hay alguna discusión sobre este tema, que no es solamente ni principalmente terminológico. Pero en el ámbito de las bibliotecas se pueden encontrar razones igualmente válidas para preferir ‘alfabetismo/alfabetización’. Recomiendo, a este respecto, el capítulo 1 («De la ‘lectura’ a los ‘nuevos’ alfabetismos») del libro de Colin Lankshear y Michele Knobel «Nuevos alfabetismos: su práctica cotidiana y el aprendizaje en el aula» (Morata, 2008).

    Lo importante, a mi modo de ver, es que tengamos muy claras la sintonía y las sinergias entre ambos planteamientos. Lo dicho: que cuando escuchemos a alguien hablar de estos constructos, sepamos que son discursos básicamente equivalentes, aunque ‘discursos’, eso sí.

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