Feliz Día del No-libro: #librosliberados

Si el Día de la Tierra nos preocupamos del estado del planeta y si el Día del Agua nos preocupamos por el estado del líquido elemento, ¿cuál es el objeto de nuestra preocupación el Día del Libro? En realidad nuestras preocupaciones son varias: el libro como objeto (frente a la virtualidad de los e-books), el libro como negocio, el libro como obra de arte o, incluso, la lectura como actividad.

Tomando esta última preocupación como referencia, ayer me dediqué a «liberar libros». En concreto, liberé Ocnos, de Luis Cernuda, en mi cafetería favorita, Ecuador, de Benjamín Prado, en un centro comercial frente a mi casa y El pecho, de Philip Roth, a la entrada de un restaurante italiano (La Tentazione :-). Son tres libros que me gustan por distintas razones y liberarlos me genero una sensación mixta de abandono y de alegría; incluso una cierta sensación de estar haciendo algo contrasentido.

A lo largo del día se unieron a esta iniciativa (que no tiene nada de novedosa, aunque cada liberación es un «sacrificio» para quien se desprende de sus libros) las amigas de Bloggeando y de Hautatzen. A través de Twitter me sentí también acompañado por muchos amigos y amigas, como puedes ver en el hashtag #librosliberados:

<p>&amp;amp;amp;lt;p&amp;amp;amp;gt;&amp;amp;amp;amp;amp;lt;a href=»http://twubs.com/librosliberados»&amp;amp;amp;amp;amp;gt;#librosliberados&amp;amp;amp;amp;amp;lt;/a&amp;amp;amp;amp;amp;gt;&amp;amp;amp;lt;/p&amp;amp;amp;gt;</p>

En fin, ayer fue un Día del Libro muy social, lleno de sugerencias, de fotografías y de #librosliberados.

Gracias a los liberadores y las liberadoras. Seguro que vuestros libros están en buenas manos.

Salud

PS. Y si los próximos #librosliberados fueran emancipados en Getxolinguae

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