Una visita al IES Selgas con motivo del inicio de los Contratos-Programa asturianos

El pasado martes arrancó un nuevo curso para los Contratos-Programa de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Principado de Asturias. Nos reunimos en el CPR de Avilés 48 centros, divididos en tres fases de trabajo, los responsables de la Consejería y de la Inspección Educativa (responsables de la Fase I) y el equipo de apoyo a estos contratos-programa, formado por el Grupo Actitudes para la Fase III y por Conecta13 y un servidor para la Fase II.

Mi opinión sobre estos contratos-programa es muy positiva: desde que el Ministerio de Educación de Ángel Gabilondo los promoviera, muchos centros asturianos han podido consensuar sus planes de mejora con la Administración en lo que denominé en la ponencia inaugural del Programa como «una relación entre instituciones adultas». Un centro que perfila su voluntad y el camino que quiere trazar en el futuro se está comportando como una institución adulta y el trato de confianza y exigencia de la Administración es, a su vez, un trato adulto, como pude expresar en la entrevista que me hicieron para La Voz de Avilés.

En el plano más personal, este es mi segundo año en los Contratos-Programa y lo he comenzado con una exigencia: conocer in situ y en horario escolar los centros de la Fase II con los cuales voy a trabajar durante este año. Por eso en esta ocasión visité, acompañado por Margarita Valdés y Mirian Miranda, el IES Selgas, en el concejo de Cudillero.

Cudillero es un pequeño pueblo pesquero reciclado en localidad turística por lo hermoso de su enclave entre acantilados. El puerto pesquero da paso a una plaza rodeada de restaurantes y cafeterías para el viajero que visita el pueblo tome un refrigerio antes de comenzar a subir el dédalo de escaleras y cuestas infinitas que le sacan del pueblo y le conducen por una carretera sinuosa hacia El Pito, donde se encontraba nuestro destino.

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La presencia de la familia Selgas en Cudillero se visibiliza a través de dos grandes construcciones, la Quinta de Selgas y las Escuelas Selgas, ambas colindantes. Sin duda, ambas edificaciones sorprenden en medio de un paisaje rural de pequeñas casas y hórreos: son edificios contundentes, diseñados para ser vistos aunque el palacio, según me cuentan, pasa más tiempo cerrado que abierto a pesar de lo hermoso de sus jardines y la calidad de las obras de arte que alberga.

Las Escuelas Selgas son hoy la sede del actual IES Selgas. Es un edificio de impresionante fachada que ha cumplido este año su centenario como institución escolar. Realmente es una pena que un edificio y una institución de estas características no disponga ya de su entrada en la Wikipedia, toda una invitación y un reto para los actuales estudiantes de las Escuelas Selgas.

El IES Selgas tiene este curso 236 estudiantes y 36 profesores y desde la entrada se nos muestra como un centro con personalidad. A pesar del tamaño y de la dificultad de mantener en condiciones un edificio de estas características, el interior del instituto es muy acogedor, casi diría familiar o, como dicen los anglosajones, cosy. Porque, como siempre, lo importante no son los edificios sino las personas.

El motor del IES Selgas es un triángulo al servicio de los alumnos y alumnas del instituto: el profesorado, los proyectos y los espacios. Permitidme que me explique.

Ana Peláez, directora del instituto, me dio la clave en la entrevista que mantuvimos entre tazas de café: «nuestro objetivo es lograr que todo el profesorado pueda desarrollar los proyectos que desee». Con una clara visión de gestión del talento, Ana fue presentándome a buena parte de su claustro e indicándome cuál era su responsabilidad – más allá de sus materias – en el ecosistema del centro. Parafraseando a mi compañero David Álvarez en una entrada reciente, este centro se ha convertido en una comunidad de práctica con su propia cultura de aprendizaje – como demuestra su participación en muchos «proyectos de aprendizaje» regionales, nacionales y europeos – basada en la conversación y la gestión del talento: una fórmula infalible.

Como resultado de la confianza puesta en el claustro y su talento, el IES Selgas es una cadena de proyectos bien engarzados en torno al propio edificio: la Biblioteca Homero, la Sala de Exposiciones, el Espacio de Juego y Lectura – aun por definir como resultado de un concurso de ideas entre el alumnado – y la «colonización» del Patio de Recreo representan una verdadera redefinición de los espacios por los miembros de la comunidad educativa.

Me parece especialmente destacable, por su visibilidad y calidad, la presencia de las materias artísticas en el centro. A pesar de las pocas horas disponibles para la Educación Plástica y Visual – craso error de nuestro sistema educativo -, el trabajo de Ascen Andrés y sus estudiantes, que ya ha merecido un Premio Nacional de Educación, consigue convertir al edificio centenario en un entorno moderno, agradable, crítico y que predispone a la conversación y la reflexión.

Sala de exposiciones
Sala de exposiciones
Grafiti en el Patio
Grafiti en el Patio
El Juego de la Oca Escolar no tiene cárcel pero...
El Juego de la Oca Escolar no tiene cárcel pero…

Sin embargo, no todo lo destacable del IES Selgas es tan visible. Hay grandes proyectos invisibles, que transcurren en el silencio de la cotidianeidad pero que tienen un gran impacto en la vida del centro y en el devenir de sus estudiantes: la nueva regulación del uso del móvil, que lo regula y lo permite en las condiciones adecuadas para que favorezca y no entorpezca el aprendizaje; el periódico Ceda el paso, que ya tiene 19 años de antigüedad y que trimestralmente recoge los acontecimientos y las entrevistas más interesantes en torno al IES Selgas; las entrevistas individuales de la orientadora – una extremeña de mirada franca asentada en Asturias – y la directora con cada uno de los padres y las madres noveles, que conduce a una alta participación de las familias en los centros «siempre que los convocamos para cosas interesantes, y no para cursos genéricos de Escuela de Familia«, como me reconocía la directora; el uso de Instagram por parte del Departamento de Inglés; el Club de Lectura; el Blog de Ciencias, DiverSelgas; y muchos otros proyectos que no pude conocer a fondo en el transcurso de una intensa mañana.

Así pues, el IES Selgas es un centro vivo, como puedes ver en su magnífica web o en los blogs de sus docentes. Es un centro con identidad, que lleva con orgullo su carácter centenario pero que mira al futuro con una mirada decidida y valiente.

Y ahora, tras leer este texto, si has llegado hasta aquí, quizás te estés planteando que hablamos de un centro privilegiado: unas grandes instalaciones, un claustro especial, un alumnado maravilloso. Pues bien, borra esa imagen de tu cabeza.

Lo que más me gustó del IES Selgas es cómo quieren ver la realidad.

Su centro no es un centro viejo y lleno de humedades, sino un espacio de gran potencial al que hay que sudar (mucho) para sacarle partido, y se lo sacan (e incluso le podrían sacar más, por ejemplo, si el municipio y la Consejería acondicionaran los muchos metros cuadrados que existen detrás del edificio y que actualmente solo sirven para criar matojos).

Su alumnado tiene, en buena medida, un nivel socioeconómico bajo y tantos problemas como los de otras zonas de España pero, sin embargo, están en la media asturiana en la evaluación de diagnóstico porque se lucha por ayudar a quien lo necesita y potenciar a todos para que alcancen lo máximo de sí mismo.

Finalmente, su claustro no tiene nada de diferente de tu claustro o de cualquier otro claustro asturiano o murciano, pero el claustro del IES Selgas ha decidido que quiere realizarse y desarrollarse profesionalmente en este centro realizando con sus alumnas y alumnos aquellos proyectos que más les ilusionan y la buena gestión del equipo directivo vela para que ningún aspecto fundamental de un centro educativo moderno (TIC, Ciencias, Convivencia, Idiomas, Lectura, Valores, Juego, Ocio, etc.) quede sin cubrir.

Lo importante del IES Selgas no es lo que fue dado (su nombre o su edificio) sino lo que la comunidad educativa ha sabido construir sobre los cimientos de un edificio heredado.

Les deseo otros cien felices años al servicio de la Educación Pública de El Pito y Cudillero.

PS. Por supuesto, muchas gracias al CPR de Avilés, que me permitió realizar esta visita, a Marga y a Mirian, quienes me acompañaron e hicieron de guías de su tierra, y a la comunidad educativa del IES Selgas, que me abrió las puertas de su instituto y me regaló su tiempo y sus palabras tan generosamente.

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