Los retos de la sociedad digital en #SeminarioILE: Antonio Rodríguez de las Heras

Tenía muchas ganas de escuchar en directo a Antonio Rodríguez de las Heras, sobre todo desde que lo vi junto a mi amigo Félix Lozano en una reciente entrevista en la cual desgrana la importancia de «lo pequeño y abierto«. Paso ahora a modo Twitter para narrar su ponencia:

  • Antonio nos plantea para su ponencia seis ventanas, que recoge en su web, como metáforas a desarrollar.

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  • La primera imagen es un andén de una estación de tren. Hay mucha gente que siente que ha perdido el tren porque realmente vivimos una «época inflaccionaria» pero, según Antonio, la madurez de las tecnologías en educación «aún no ha madurado». Los educadores tenemos la incertidumbre de algo que no ha llegado pero está llegando, y tenemos la ansiedad de acometer cambios con la tecnología (que aún no está madura, aún no ha llegado). Estamos en el dilema de «coger el tren o sentir que lo hemos perdido», cuando realmente la tecnología aún no está plena para la transformación que necesita la sociedad: tenemos que seguir atentos a su llegada, pero aún no ha llegado.
  • La segunda imagen es una persona tocando el piano y hace referencia ahora a la innovación. La innovación no sólo exige imaginación a quien inventa sino a quien debe usar esa innovación. La imaginación, dice Antonio, no se hace del codo hacia abajo, ahí están las destrezas. La imaginación está en las neuronas. Necesitamos inyectar imaginación para percibir la innovación. Como ante el piano, el aprendiz debe posicionarse bien ante el instrumento, visualizarlo. No podemos «tocar como sea», hay que «cuidar la posición» antes de comenzar a tocar el piano. En ese sentido, tenemos que «reajustar» las neuronas para acercarnos a la tecnología y este reajuste se hace con la reflexión teórica y no con la práctica ciega de una u otra tecnología.
  • La tercera imagen es un gramófono con bocina. Nos plantea que imaginemos qué pasaría si sustituyéramos la bocina por un altavoz de gran calidad. El resultado sería desastroso porque la calidad del altavoz supera a la calidad del gramófono. Del mismo modo, cuando introducimos la tecnología en el sistema educativo, éste es un disco de pizarra, que no suena bien. Y los altavoces (tecnología) no sirven para que suene bien el disco, es más, nos hacen percibir su desajuste.
  • Además, hemos creído que introduciendo la tecnología en el aula la convertiríamos en un quirófano o una nave espacial, que funcionaría estupendamente. Esa imagen es la cuarta de su presentación, pero esta imagen simplemente no funciona. ¿Cómo será el aula del futuro? Con maestros buenos, pocos alumnos (la ley del número, según Antonio) y ordenadores invisibles. Hasta que la tecnología no sea como las gafas (barata, cómoda, imperceptible) no podemos considerar que la tecnología no se ha convertido en la «prótesis» útil para la educación. Es más, los jóvenes irán entrando en el aula «con una prótesis» (prótesis que les permite tener una memoria externa, y una comunicación planetaria) y los profesores tendremos que aprender a trabajar con estos jóvenes con prótesis (y la prótesis es algo humano desde que el ser humano golpeó por primera vez una piedra contra otra). Entre otra cosa, la prótesis tecnológica revaloriza «la mirada», que durante buena parte de la vida del ser humano ha «pertenecido» a personas privilegiadas social y económicamente.
  • Finalmente, la sexta ventana, la imagen de las piezas de Lego, habla del futuro. Podemos pensar que la Red es el territorio de lo grande (Google y otros) pero relamente la Red es el reino de «lo pequeño y abierto». Vamos a ver en el futuro un pulso («de taberna», dice Antonio) entre «lo grande» y «lo pequeño y abierto». Para ello tenemos que reinterpretar constantemente «lo pequeño y abierto» y aplicarlo a cualquier faceta de nuestra actividad, como por ejemplo la educación. Como en una construcción de Lego, la clave son las pequeñas piezas, recombinables sin fin, que permiten construir algo nuevo. Así, los libros de texto deberían ser cajas de Lego, los MOOC son legos: la información se te ofrece a granel y tú tienes que construir el conocimiento con las piezas de Lego de la información. Nuestros estudiantes deben construir su conocimiento, no podemos dárselo hecho, pero necesitan sus propias piezas de Lego. Ese es el gran reto de la educación para el siglo XXI.

Una estupenda conferencia de Antonio Rodríguez de las Heras: ha cubierto, con mucho, mis expectativas.

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