Las ventanas abiertas del colegio de Granda

Me gustaría que vieras las ventanas del Colegio Público de Granda. Desde el edificio de este colegio de la localidad de Siero se ve un enorme prado, tan verde como son siempre los prados en Asturias, y más allá del prado se encuentra nuestra sociedad en toda su complejidad.

Desde sus ventanas puedes ver, a la derecha, unas hermosas casas con techos a dos aguas y parcela amurallada con todos los objetos de la modernidad superflua: el columpio, la barbacoa, los bancos para que se sienten los amigos en las noches de verano. Un poco más allá se levanta la imponente masa acerada de Central Lechera Asturiana, de la cual sale un humo blanco como su propia leche. A lo lejos, en el centro de la imagen, varias hileras de edificios de mediana altura construyen una pared homogénea y monocroma bajo el cielo azul. Finalmente, a la izquierda, el verde del prado se convierte en un mosaico de objetos y colores en el lugar donde la chatarra se almacena, justo delante de las chabolas de El Poblado de La Sierra.

El colegio de Granda es un edificio levantado a finales de los años ochenta. Es una construcción grande y con cierto aire impersonal y fabril visto desde fuera aunque su color ocre contrasta vivamente con el verde del prado y anticipa la vida que contiene.

En la puerta nos recibe Jesús García, su director, de pie junto a un simpático huevo de pascua pintado por los niños y niñas del colegio con la carismática imagen de Mafalda. Junto a él está Javier Silverio, uno de esos maestros de Educación Física tan necesarios en nuestros centros porque los llenan con su hiperactiva sonrisa y su movimiento.

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Pasamos el umbral hacia un amplio recibidor lleno de carteles que hacen referencia a las actividades desarrolladas en el colegio y a su presencia en los medios. Mi mirada se pasea por recortes de prensa, fotografías de partidos de fútbol, pintadas contra la violencia machista o sobre el Día de la Paz y dos enormes carteles con las evidencias de una actividad de aprendizaje-servicio en el asentamiento de chabolas de La Sierra donde viven buena parte de los niños y niñas del colegio.

Pasamos, tras ojear una mesa con libros de Perrault, a la biblioteca. Allí nos han preparado un completo gráfico para explicarnos la evolución del centro en los últimos catorce años, desde que los niños payos empezaron a marcharse como consecuencia de la caída demográfica, la movilidad urbana y la concentración de centros privados y concertados en la zona.

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Les escucho con atención aunque no puedo evitar lanzar furtivas miradas a los detalles sutiles en esta biblioteca amplia, acogedora y llena de mensajes: un enorme cartel que repasa la vida de Paco de Lucía y que preside el frontal de la biblioteca, un luminoso rincón para la lectura, junto a los amplios ventanales, con un sofá con cojines de estampado blanco y negro a lo dálmata, las colecciones de libros perfectamente catalogadas con sus tejuelos aun brillantes o una gorra, sobre una estantería, con un símbolo que desde la distancia se me antoja que es el de la Guardia Civil, quizás el recuerdo de alguna visita o una actividad en el centro.

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Cuando Jesús y Javier nos están relatando la evolución del centro, llega Rita. Los ojos de Rita dicen tanto como su palabra. Mira cariñosamente a Jesús y Javier, alabando la fuerza con la que están sabiendo tirar del centro que ella ha dirigido durante tantos años: ella sabe que el año próximo, cuando ya disfrute de la jubilación, el centro estará en buenas manos.

Pero la mirada de Rita también está cargada de exigencia: solo con un proyecto educativo renovado e innovador se puede prestar un buen servicio a los niños y niñas de La Sierra y también atraer a otros niños para que el centro sobreviva. Ella lo sabe porque lo ha vivido: nos narra con pasión cómo respondieron al descenso de la matrícula con la llegada de la LOGSE con un proyecto innovador, una cooperativa que hoy tiene más de 15 años de existencia y, por tanto, es una de las primeras cooperativas escolares que se conocen en nuestro país. Rita y Jesús nos explican lo importante (y complejo) que es garantizar que este proyecto perviva como eje de todo el proyecto educativo del centro.

Mi mente empieza a divagar y les hablo de la respuesta de las escuelas aceleradas y cómo invocan al entorno como factor de aceleración educativa. Más cerca, les cuento mi experiencia en el CEIP Andalucía, ese tesoro del Polígono Sur sevillano. Recorro con la imaginación la Avenida de la Paz y me adentro en el barrio de la Macarena; llego así al CEIP San José Obrero, donde Miguel Rosa y sus compañeros y compañeras hacen el milagro cotidiano de la gota de leche: no solo dan de beber al sediento y de comer al hambriento, sino que dan TIC al desconectado y lenguas a quien guarda silencio.

Parpadeo y de repente mi imaginación vuela junto a mi amiga María Eugenia Sánchez: su sonrisa me abre las puertas del CEIP Paulo Orosio y me muestra que enseñar en positivo no solo es posible sino que es la clave para que la diversidad sea un elemento enriquecedor para el individuo y la sociedad. Escuchar la voz de María Eugenia en mi mente me hace pensar en Soledad, aquella niña gitana de Ugíjar, a muchos kilómetros de distancia, en la Alpujarra granadina, y en su colegio, el CPR Sánchez Velayos, otro de mis (cada vez más) Centros Finlandia.

Los ojos de Soledad son los ojos de la niña que tengo delante de mí, ahora en Asturias, y pienso lo hermoso que sería que estos niños y niñas gitanos de Asturias volaran hasta Sevilla o visitaran Ugíjar para que conocieran a esos otros niños, gitanos como ellos, y que sus maestras y maestros también se conocieran y hablaran de cómo funcionan sus colegios y de qué proyectos podrían iluminar el futuro de los niños y niñas de todos estos centros.

Salgo del Colegio Público de Granda con una poderosa idea en mi cabeza: todos los centros educativos son importantes pero algunos son absolutamente necesarios. Leo, ya en casa, a Boaventura de Sousa Santos y su doble sociología transgresiva: la sociología de las ausencias y la sociología de las emergencias.

La sociología de las ausencias nos muestra cómo el poder (la Epistemología del Norte) convierte a ciertas realidades en inexistentes: les niega la capacidad para saber, las convierte en atrasadas, las posiciona en una altura inferior, las aleja del patrón de la globalización y las inserta en lo local empobrecido, improductivo o estéril. Por el contrario, la sociología de las emergencias «consiste en sustituir el vacío del futuro … por un futuro de posibilidades plurales y concretas, simultáneamente utópicas y realistas, que se va construyendo en el presente a partir de las actividades de cuidado».

Jesús, Javier, Rita y el resto de compañeras y compañeros del Colegio Público de Granda son agentes de esta sociología de las emergencias. Gracias a sus actividades de cuidado se han convertido en interlocutores naturales de la localidad con las familias gitanas de los niños y niñas de El Poblado y su proceso de redefinición del proyecto educativo del centro es una exploración abierta de posibilidades a través de la cooperativa, del huerto, del reciclado, del aprendizaje-servicio o de los talleres para mujeres adultas en las instalaciones del centro.

El Colegio Público de Granda tiene una ventana abierta al futuro y desde ella se ve una tierra fértil, hermosa, llena de niños y niñas que crecen en libertad, herederos orgullosos de su pasado y creadores de un mundo mejor que ni calle su voz gitana ni les cierre las puertas del mañana. Sin embargo, para que ellos puedan construir ese nuevo tiempo, nos corresponde, a ti y a mí como a Jesús, Javier, María del Mar, Socorro y Rita, la obligación de hacer que esta imagen, hoy quizás solo un deseo, se convierta pronto en una realidad.


La cita de Boaventura de Sousa Santos sobre la sociología de las emergencias pertenece al libro Descolonizar el saber, reinventar el poder (Ediciones Trilce, 2013).

10 Comments

  • Mercè dice:

    Muchas gracias, Fernando, por el contenido y por el continente! Que alegría leerte! Abrazos,
    Mercè

    • ftsaez dice:

      Gracias a ti, querida Mercè: tu atención a mi blog y a mi trabajo me parece el mayor honor que puedo recibir, tu cariño ha sido uno de los mejores regalos que he recibido en mi vida.

  • Cristina dice:

    Gracias por acercarnos otras realidades, otros colegios, otros compromisos, otras maneras de funcionar.

  • Maite dice:

    Me emocionan tus palabras Fernando. Gracias por este homenaje a las niñas, a los niños y a todas las personas que hacen del colegio de Granda una parte de sus vidas. Gracias por abrir las ventanas de este cole que tanto queremos en el Cpr de oviedo.

    • ftsaez dice:

      Querida Maite, soy yo quien te da las gracias porque los CPR me estén dando la oportunidad de visitar los centros de la Fase II del Contrato-Programa asturiano. Creo que la visita al colegio de Granda fue emocionante y aleccionadora para todos, ¿verdad? Por mi parte, solo animaros a que los CPR sigáis siendo correa de transmisión entre los centros para la mejora, que no desfallezca vuestro ánimo ni vuestro apoyo.

      Un fuerte abrazo

  • Siempre es un orgullo saber que tienes un huequito en tu corazón para el Ceip SJO . Tus palabras son hermosas y llenas de cariño hacia los que soñamos que una Educación con mayúsculas se puede conseguir en en los entornos más desfavorecidos . Aquí estamos, en Sevilla, en Granda, !!Qué más da!! Los niños y niñas se lo merecen todo y son eso,niños y niñas que han tenido la desgracia de no tener casi nada, los que nos guían y marcan el camino para seguir luchando por ellos. Seguimos.
    Un enorme abrazo Fernando.

    • ftsaez dice:

      Ya sabes que el San José Obrero ocupa un lugar importante en mi corazón y que siempre os tengo presentes como referentes de saber hacer y saber estar.
      Y por supuesto, la lucha continúa, hay mucho por hacer, pero colegios como el tuyo nos marcan el camino para saber qué tenemos que ir haciendo en cada momento.
      Un abrazo

  • Mª Eugenia Sánchez Guerrero dice:

    ¡Qué fácil es para ti poner hermosas palabras a un convencimiento tan profundo! Con luchadores como tú, no habrá batalla que se nos resista. Gracias por acordarte de mí. Yo os tengo siempre en mi corazón, a ti, a MIguel, a tantos…que por suerte seguimos creyendo en la Educación. Un beso enoooooooorrrrmmeeeee!!!!!

    • ftsaez dice:

      Mi querida Maru-genia, ¡gracias por tu comentario y por tu atención!¡Qué hermosa palabra es Educación cuando tú la pronuncias! Te mando de vuelta un abrazo enorme y un beso.

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