La Formación Profesional como indicador de bienestar

Os dejo a continuación mi segunda participación en la Firma del Hoy por Hoy de Radio Algeciras. Agradezco a Juan Manuel Dicenta, periodista de la Cadena SER, su invitación a participar y su amistad.

Ya nada es como antes, y el empleo tampoco. Hoy acceder al mundo del empleo requiere una amplia formación que capacite al individuo no solo en las destrezas propias de una profesión sino en una serie de competencias que le permiten vivir como ciudadano en una sociedad compleja: hablar idiomas, dominar la tecnología, tener un conocimiento mínimo y funcional de ciertos principios de la economía e incluso de las ciencias son requisitos básicos para una vida plena, para la búsqueda de empleo y también para no caer en las tramas de la posverdad y sus falacias.

En este sentido el reciente “Panorama de la educación 2017” de la OCDE afirma con rotundidad que

el nivel de formación de las personas está correlacionado con su situación laboral. Las que tienen un nivel educativo más alto alcanzan tasas de empleo más elevadas, mientras que las personas con un menor nivel de cualificación tienen más riesgo de estar desempleadas.

Sin embargo, en nuestro país esta búsqueda de más formación se sigue realizando fundamentalmente por la vía del Bachillerato. En España, y especialmente en Andalucía, persisten aun muchos prejuicios e ideas equivocadas en relación con la Formación Profesional, que ya no es el sumidero del fracaso de la educación obligatoria que fue en otros tiempos sino una opción creíble y valiosa dentro del sistema educativo.

Precisamente en este sentido se acaban de celebrar las I Jornadas Andaluzas de Formación Profesional. Hoy la Formación Profesional vive, quizás, su mejor momento: crece el número de estudiantes y de títulos ofertados, se observa un alto nivel de empleabilidad entre los estudiantes de Formación Profesional y su prestigio crece hasta ser capaz de arrebatarle estudiantes a la Universidad en muchas titulaciones y campus.

Sin embargo, el crecimiento actual de la Formación Profesional no debe impedirnos ver la necesidad de mantener y aumentar tanto la inversión en nuestros centros de FP – que es inferior a la que ser realiza en otros territorios – como una atenta observación al mercado laboral. En este sentido, la incipiente Formación Profesional Dual, que parece que está funcionando como modelo de conexión entre la educación y la empresa, requiere un compromiso sostenido tanto de nuestros responsables políticos como de las empresas de nuestra tierra.

Proporción de empresas que participan en formación profesional (Eurostat)

Andalucía cuenta con una red de centros universitarios de prestigio. Nuestros egresados universitarios no tienen nada que envidiar a aquellos que reciben su grado en otras comunidades autónomas u otros países del entorno europeo. Ahora llega el momento de levantar nuestra Formación Profesional a lo más alto. Un país con una tasa de desempleo juvenil como el nuestro, y especialmente una región como la andaluza o una tierra como el Campo de Gibraltar, requieren una Formación Profesional fuerte, ágil, dinámica y con capacidad de transformar la realidad laboral de su entorno.

En realidad la Formación Profesional es un buen termómetro del futuro de nuestra tierra: cuanto mejor le vaya a la Formación Profesional, mayor será nuestro propio bienestar porque mejor y mayor será nuestra preparación para un mundo laboral cada vez más complejo y exigente.

Para saber más:

Photo by Max LaRochelle on Unsplash

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